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El periodismo gráfico barrial al borde de la extinción.

por JULIO ALBORNOZ

Durante los meses de marzo, abril y mayo, el problema de los medios de comunicación de proximidad (barriales) se fue ahondando al paso de la recesión, el aumento de los costos, el coronavirus, el atraso en los pagos de pautas del Gobierno Porteño, y el abandono del Estado Nacional (tanto en el pago de deudas como en el acceso a nuevas pautas). Por ello, ocho de cada diez publicaciones independientes realizadas en formato gráfico no llegaron a la calle. Las deudas con proveedores (en especial gráficos), servicios, pagos a sus colaboradores y en ocasiones alquileres, se fue agrandando mes tras mes desde hace años. Hoy, coronavirus mediante, se agrega la imposibilidad del cobro de publicidades privadas ya que, la mayoría de ellas, son comercios de proximidad también golpeados por la crisis económica y sanitaria, por lo que sus publicidades fueron condonadas hasta que pase el temblor. Una (y única) forma de blindar a futuro la clientela a través del “aguante”. A ello hay que agregar que el Gobierno de la Ciudad se atrasó en los pagos de las pautas que regula la Ley 2587 (de Medios Vecinales de Comunicación Social), atraso que existió a fines del 2019 y comienzos del 2020. Para empeorar del todo el cuadro, el Gobierno Nacional (que no cuenta con normativa especial para los medios de proximidad) atrasó los pagos desde mayo de 2019, producto del “abandonen el barco” que acaeció en la retirada del mejor equipo de los últimos 50 años. A la asunción de Alberto Fernández, siguió una negociación en la que recién ahora se están efectivizando pagos de un año atrás, sin ningún tipo de actualización, lo que conduce a una pérdida importante de los valores por acción de la inflación. Además, no se actualizaron los valores de las supuestas nuevas pautas que aún no llegan en la mayoría de los casos. “Publiqué marzo y tuve que tirar casi toda la edición por la explosión del coronavirus. Abril ya no pude sacarla, solo en digital de descarga gratuita… mayo pinta igual. Es la primera vez en los más de veinte años que lleva la revista”, expresó un conocido editor que pidió reserva de su nombre para no tener inconvenientes. “Pasamos muchas crisis, en épocas de Menem cuando no existía nada… en el 2001, donde muchos se cayeron, pero estos cuatro años de macrismo fueron una catástrofe en todo sentido para nuestra publicación. Y cuando creíamos que podía cambiar, aparece el virus maldito y se fue todo al diablo… los costos de imprenta hacen imposible imprimir, aparte hubo cierres de imprentas y tenemos bajas casi totales en los cobros de la publicidad privada y para ponerle broche falta de pago y problemas con las pautas oficiales”, concluyó para finalmente preguntar “¿Cómo le cobro a un tipo que me pone publicidad hace diez, quince o veinte años si tiene el negocio cerrado pero debe seguir pagando los gastos? Tal como lo describe el editor, solo el 18 por ciento de los editores gráficos pudieron salir en abril y mayo, los costos de hacerlo subieron entre el 25 y el 35 por ciento, haciendo vislumbrar un futuro al menos opaco, donde esta crisis va acompañada de cierto abandono oficial, volcado más allá de los discursos a agrandar la brecha con los medios concentrados, aumentando o al menos manteniendo la pauta en ellos (pasa con Clarín, La Nación, Noticias… y siguen las firmas), y volcando muchos recursos en radios, televisión y, fundamentalmente en los gigantes de internet como Google, Facebook, y una multitud de sitios de medios concentrados y redes sociales. Sin dejar de lado el rol de los medios durante la pandemia que nos acecha, la desesperada situación económico-financiera del sector de medios de proximidad, hace necesaria la creación de normas que dejen en claro las reglas del juego, y permitan que la prensa vecinal, realmente independiente (que no se entienda por ello desideologizada), prospere y siga brindando “su” voz y visión de los problemas del país y en especial (algo de lo que no se ocupan los medios grandes) de los barrios y comunas de la ciudad.

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