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Inédita crisis alimentaria en el Reino Unido.

por CARLOS CRUZ

Millones de familias del Reino Unido tienen graves problemas para alimentarse de manera saludable. Algunos deben reducir las raciones que ingieren, otros bajan la calidad nutricional de sus alimentos, y muchos suprimen comidas. Todo este cuadro generado por la disminución del poder adquisitivo generada por la peor inflación que sufre el país en 30 años, hacee que expertos pronostiquen una nueva crisis que se sume a esta, esta vez de salud.

En Reino Unido, según un informe de la ONG The Food Foundation, desde el comienzo de la guerra ruso-ucraniana se registró un aumento del 57% en el número de unidades familiares que se ven obligados a reducir la cantidad de alimentos que consumen o directamente saltean alguna de las cuatro comidas por falta de presupuesto con sus ingresos. Según el estudio, el problema es multicausal, pues no es uno sino varios los factores que lo provocan: el incremento del costo de los alimentos, junto a la suba en las tarifas de gas y electricidad, cuestiones que terminan disparando la inflación general como desde hace mucho tiempo no se veía en el país, específicamente desde marzo de 1992, o sea hace treinta años.

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Todas estas conclusiones llegaron a partir de una encuesta realizada por la consultora YouGov para The Food Foundation, la cual mostró que de acuerdo a los datos relevados, en abril, unos 4,6 millones de adultos (equivalentes al 8,8% de los hogares) no habían comido en algún momento del día a pesar de tener hambre porque no podían pagar o acceder a los alimentos, mientras que 2,4 millones de adultos (el 4,6% de los hogares) directamente no habían podido comer durante todo un día por el mismo motivo.

Para agravar aún más la situación, también se registró un importante crecimiento en la proporción de hogares con niños menores que sufrieron la misma inseguridad alimentaria: durante el último mes, la cifra creció hasta llegar al 17,2%, frente al 12,1% que había sido registrado en enero de 2022. El número equivale a un total de 2,6 millones de niños menores de 18 años que viven en familias que no pueden tener acceso a una dieta que pueda considerarse saludable, lo que hace que estén en un riesgo importante de sufrir enfermedades.

El gobierno conservador tan solo mira a otro lado.

La inmovilidad del gobierno de Boris Johnson, hizo que The Food Foundation instase al ejecutivo británico a tomar medidas urgentes para evitar que la cifra aumente y que el asunto se convierta en una situación inmanejable. Por ello, solicito que haya un aumento de los niveles de beneficios sociales en línea con la inflación, además de la ampliación del acceso a las comidas escolares gratuitas y al programa “HealthyStart” (comienzo saludable).

Anna Taylor,  directora Ejecutiva de la ONG expresó que “el aumento extremadamente rápido de la inseguridad alimentaria desde enero apunta a una situación catastrófica para las familias. La inseguridad alimentaria somete a las familias a un estrés mental extremo y obliga a las personas a sobrevivir con las calorías más baratas, lo que provoca problemas de salud”.

Y agregó que todo esto hace que se pase de una crisis económica a una sanitaria en muy poco tiempo: “No se puede esperar que los bancos de alimentos resuelvan esto. El gobierno debe darse cuenta de que el barco se está hundiendo para muchas familias y debe repararse. El rescate con paquetes de alimentos de emergencia no va a funcionar”, concluyó.

La voluntaria Tania Nedvetsky en Dad’s House (en Londres), uno de los 2200 bancos de alimentos existentes en el Reino Unido.

También expresaron su preocupación personalidades como Sir Michael Marmot, profesor del University College London, además de un muy prestigioso experto en epidemiología y salud pública, director del “Institute of Health Equity”. Marmot hizo hincapié en que la comida es básica pero la seguridad alimentaria también lo es: “Ambos son vitales para una buena salud. Si 1 de cada 7 hogares tiene inseguridad alimentaria, la sociedad está fallando de manera fundamental. Estas cifras sobre la inseguridad alimentaria son tanto más escalofriantes cuanto que el problema tiene solución, pero lejos de solucionarse se agrava”, expresó.

Otro experto, Vic Borrill, director de Brighton & Hove Food Partnership, entidad que convoca a la Red de Alimentos de Emergencia de la ciudad, reconoció que la cantidad de comidas y paquetes de alimentos entregados por los miembros de la red aumenta día tras día por el aumento del costo de vida que disminuye el ingreso familiar. Referido a ello, dijo que “estamos viendo un número cada vez mayor de personas que nunca antes han necesitado un banco de alimentos y estamos recibiendo más solicitudes de ‘alimentos sin cocinar’ a medida que las personas se desconectan de sus medidores de energía para administrar su dinero. Esto no es sostenible, y la situación es desesperada”, recalcó.

Según el mismísimo Banco de Inglaterra, se espera que la inflación en el Reino Unido se sitúe a fin de año en “algo más del 10%”, mientras crece el descontento social por esta crisis, algo que ya quedó plasmado en el resultado de las elecciones locales celebradas hace pocos días, en las que el Partido Conservador del Primer Ministro Boris Johnson perdió 398 escaños, motivo por el cual enfrenta presiones de su partido para que dimita.

Lo curioso del asunto es que uno de los problemas, También generado por los conservadores en el Reino Unido (y parte de las causas de la inflación actual), es la falta de trabajadores producto de la nueva ley de inmigración sancionada poco tiempo atrás, que restringe severamente el ingreso de los ciudadanos europeos al mercado laboral británico, haciendo que muchas empresas no sepan como cumplir con sus clientes. Si a esto le agregamos la pandemia que generó la salida de extranjeros para ir con sus familias ante la cuarentena británica y ahora les resulta dificilísimo calificar para volver, es la tormenta perfecta.

Boris Johnson reconoció el inédito desabastecimiento creado por la Ley de Inmigración, pero dijo que era “temporal”

Así, Daniel Juliá, un español que está afincado en Londres desde hace décadas y que junto a un socio británico tiene un negocio de distribución de material de hostelería y otro de reparto de hielo, explica que “para la distribución del hielo necesitamos al menos 12 conductores. Si me falla alguno, tengo un serio problema, porque es complicadísimo encontrar ahora mismo un reemplazo”.

Y en la otra punta, también la poderosa multinacional Coca-Cola, reconoció que sus plantas embotelladoras de Inglaterra, Escocia y Gales se habían quedado sin latas de aluminio, debido a los problemas de contratación de sus proveedores.

Finalmente, la CBI, principal patronal del Reino Unido, dijo con respecto a este asunto que “… muchos de nuestros miembros nos han descrito una tormenta perfecta que ha alterado todo su proceso de transformación luego del brexit”, asegurando que “la pandemia interrumpió su capacidad para prepararse y adaptarse al nuevo sistema de inmigración, además de empujar a muchos de sus trabajadores comunitarios a abandonar el país para estar más cerca de sus familias”. La CBI calcula que el Reino Unido necesitaría al menos 100.000 camioneros más para paliar los crecientes problemas de desabastecimiento. Y no es solo ese el principal agujero. Faltan trabajadores capaces de manejar maquinaria pesada, y también transportistas de trayecto corto. Falta personal para las plantas procesadoras de alimentos, para el cuidado de ganado o para la recolección de frutas, hortalizas y flores. No hay dependientes para las tiendas, operarios para los almacenes, personal de limpieza para hoteles y oficinas. Ni carpinteros, ni electricistas; ni ingenieros mecánicos ni trabajadores para las plantas de ensamblaje.

Todo este cuadro generó desabastecimiento, motivo por el que por falta de oferta, los precios siguen subiendo más allá de los problemas generados por el conflicto bélico.

Pero aún con todo esto, el Gobierno de Johnson insiste en contabilizar al Brexit como un logro para el país, a pesar de que puede provocar daños irremediables, al menos a medio plazo, a su economía.  Son muchos los economistas que avalan esta idea.

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Copiando a Charly García… la crisis no es solo argentina. Avísenle a Clarinete, La Nazión e Infobaño que parece que aún no se enteraron del asunto. Y a Mauricio, aunque le interrumpamos el entrenamiento de bridge.

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