Nuestros ancestros que llegaron a la ciudad desde el interior del país, en barcos o desde países limítrofes nos hablaban del sueño de la casa propia… Hoy, Macri y Larreta mediante, el sueño se achicó y alquilar una vivienda pasó a ser el nuevo paradigma del éxito para el porteño de clase media. Si no frenamos la especulación inmobiliaria, la cosa va a ser aún peor.
Alquilar una vivienda, algo común no hace mucho tiempo atrás para la mayoría de los que habitaban Buenos Aires, hoy se ha transformado en una verdadera odisea. Al alza muchas veces injustificada del precio de los alquileres, se suma la costumbre de que el propietario puede hacer lo que le venga en gana con “su propiedad”, algo que en ningún lugar de esos con los que se llenan la boca hablando los Larreta Boys es permitido hacer.
Volviendo al asunto… precios disparatados alejados de la realidad del salario, cláusulas ilegales “de prepo” haciendo valer la ley del más fuerte, cero cumplimiento con las leyes vigentes, contratos indexados por períodos semestrales y mediante índices sin asidero, poca o nula voluntad de hacerse cargo de las reparaciones de la que se llenan la boca diciendo que es “su” propiedad (se ve que para pagar gastos de mantenimiento no lo es), expensas infernales… son algunas de las cuestiones que los inquilinos deben soportar, asumiendo que puedan hacerlo, para poder tener un techo decente en el que vivir. El tema es con la situación actual no solo es casi imposible alquilar para la llamada clase trabajadora, o de hacerlo, tenga que pasar otras necesidades en pos de llegar a vivir bajo techo… el asunto es que tampoco los propietarios la pasan bien. Si son pequeños propietarios con una vivienda en alquiler… peor.
Porque ellos también sufren los aumentos extraordinarios de “expensas”, no pueden afrontar los gastos de mantenimiento de su propiedad, y viven aterrorizados de que sus inquilinos no puedan pagar la renta… y deban llevarlos a un juicio de desalojo que puede tardar meses… o años.
Porque ante la falta de legislación y medidas eficientes que regulen una actividad comercial de forma que beneficie a ambas partes, el Gobierno de la Ciudad se ocupa de aumentar el inmobiliario todo lo que pueda, invente normas que solo favorecen a la actividad inmobiliaria y a los administradores de consorcio y, lo peor de todo, no se ocupe de generar vivienda social siendo la ciudad más rica del país… no, todo lo contrario, apoya sin condicionamiento alguno a la especulación inmobiliaria que solo construye para lavar dinero sucio proveniente de la evasión o el narcotráfico, o para “reserva de valor”, o sea… especulación
Y habiendo votado una ley en 2020 que regulaba los alquileres, junto a las cámaras inmobiliarias hicieron lo imposible para destruirla, bajo el mendaz pretexto de que “no beneficiaba a nadie y que las unidades ofertadas bajaban debido a la aprobación de la Ley de Alquileres”, algo que se muestra falso según este gráfico de Soledad Balayan sobre oferta de alquiler en la Ciudad de Buenos Aires.
