El mandatario suspendió sus actividades previstas y viajó a la ciudad norteña para ver personalmente a la dirigente social, líder de la Tupac Amaru, quien lleva 2.356 días como presa política y que fue internada de urgencia por un cuadro de trombosis venosa profunda.
Alberto Fernández volvió a expresar que Milagros Sala sufre “una clara persecución” y exigió que la Corte Suprema se expida de una vez, más teniendo en cuenta las condiciones de salud en las que se halla la dirigente social: “La Justicia debe funcionar de un modo diferente a como yo siento que funciona en Jujuy”, cuestionó.
Luego de suspender todas las actividades de su agenda ante el delicado estado de salud de la líder de la Tupac Amarú , el presidente voló a Jujuy y se entrevistó con ella para brindarle su apoyo.
Sala, se halla internada en terapia intermedia desde el lunes, donde luego de sentir molestias cada vez más profundas durante los días previos, se acercó a hacer una consulta médica en la que, luego de una tomografía, quedó inmediatamente internada por un cuadro de trombosis venosa profunda.
Allí, denunció ser víctima de “un sistema de clara persecución”, reclamando la inmediata intervención de la Corte Suprema de Justicia, demandando que “el Estado de derecho esté vigente”.
El parte médico del sanatorio en el que se halla Sala, informa que la dirigente social “se encuentra internada desde el lunes 27 en el servicio de Unidad Coronaria con el diagnóstico de trombosis venosa profunda de miembro inferior izquierdo”. A pesar de esto, sus abogados denunciaron hostigamiento del personal policial que la custodia. Acerca de ello, contaron que Milagros Sala era “custodiada por dos agentes de la policía, una mujer y un hombre, en la puerta de ingreso a la UCO/UTI y un tercer agente femenino, al lado de su cama, exhibiendo ostensiblemente la portación de su arma reglamentaria”, algo que a todas luces es innecesario, más cuando la dirigente social siempre se halló a derecho durante todo el proceso, a pesar de las injusticias y “aprietes” que recibió durante más de seis años, con la llegada de Gerardo Morales al poder provincial.
“Mi preocupación por la situación de Milagro Sala no es nueva y la he planteado una y mil veces desde que empezó este ciclo de persecución”, afirmó Alberto Fernández en conferencia de prensa, recordando su visita en 2016. Y agregó: “… ninguna sociedad funciona bien sin un Estado de derecho que respete los derechos humanos (…) y prolongar detenciones preventivas es una forma de violarlos”.
Claro mensaje para la Corte Suprema
Fernández fue enfático al solicitar que los tribunales de Jujuy y la Corte Suprema de Justicia de la Nación “empiecen a enmendar las barrabasadas que se hicieron”, al referirse al caso de Milagros Sala. Y concluyó que “(el de Sala) es un caso paradigmático en la Argentina. Lo que le ocurre a Milagro no quiero que le ocurra a ningún argentino. No estoy pidiendo por su inocencia sino que estoy pidiendo el juzgamiento respetando las leyes argentinas, que los juicios se hagan sin presiones políticas, sin intencionalidades persecutorias, solo con el debido proceso”.
Acerca de estas fuertes expresiones, el mandatario le pidió a la justicia que tome sus críticas “del mejor modo” e hizo un llamado para que no teman “revisar lo que están haciendo, ya que no es un buen modelo para el país (…) en un Estado de derecho la Justicia debe funcionar de un modo diferente a como yo siento que funciona en Jujuy. Les pido a los jueces que dejen de lado teorías y doctrinas que se difundieron en años anteriores a nuestro gobierno y que definitivamente contradicen la esencia del Estado de derecho”.
Para concluir, el presidente doblegó sus críticas a la Corte Suprema al decir que “… tiene tanta urgencia para tratar los temas que atañen a sus intereses, como el Consejo de la Magistratura, o los jueces de la Cámara Federal”, instándolos a que “impriman urgencia al tratamiento de la sentencia que les llegó por vía de queja y que descansa en algún lugar de la Corte, y que, por favor, resuelva”.
Y pasó a criticar a la oposición y su política judicial cuando fue gobierno, contando que existió una “práctica que se difundió durante todo el gobierno anterior, una práctica de persecución, de invento de causas”, resaltando que el sistema legal argentino se funda en el principio de inocencia, por el que asegura que “todos podemos disfrutar de libertad hasta una sentencia definitiva”, y que “nada de esto ha pasado en el caso de Milagro”.
Horas antes, en diálogo con el programa radial de Víctor Hugo Morales, en AM750, el presidente había dicho que había decidido ir a Jujuy apenas llegó de Alemania, donde asistió como invitado a una reunión del G7. “Me enteré qué estaba internada con un coagulo y estaba comprometida su salud y vine”. Además, le dijo al periodista que deseaba con su acción “llamar la atención a la Argentina y al mundo de algo que está ocurriendo y no debería ocurrir y que está afectando no solo la libertad de una persona sino su salud”.
“La situación ya es muy grave porque lleva siete años de presa y su salud se ha deteriorado mucho y la salud de su marido está muy deteriorada y la verdad es que no me deja tranquilo la situación”, contó, y volvió a remarcar que todo esto no garantizaba el respeto a los derechos humanos de Milagros Sala, y que esto afectaba “todo el sistema de un estado de derecho”.
El presidente había llegado a las 11.50 horas a la clínica de la capital jujeña, donde fue recibido por militantes de la organización Tupac Amaru, quienes portaban carteles de apoyo a la dirigente social. Viajó acompañado de la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti; el diputado Eduardo Valdés; y el asesor y filósofo Ricardo Forster.
Se espera que el gesto despierte y active a la remolona (in)justicia argentina.