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Que alguien le avise a Alberto… por fin una buena: Parece que si hay una guerra nuclear, zafamos nosotros y los australianos. El resto, al horno…

por CARLOS CRUZ

En uno de esos estudios que nadie sabe quién cuerno lo hizo pero todos lo repetimos hasta que termina siendo una verdad irrefutable, parece que si se tiran confites entre los yankees y los rusos, el 75 % de la población mundial podría morir aún si zafan de la contaminación… de hambre. De ahí que afirman que estas pampas y Australia pasarían a ser los mejores sitios para vivir. Ahora, me pregunto: ¿Por qué la Argentina sí y Chile o Uruguay no? O si vamos a Australia… ¿No sería lo mismo Nueva Zelanda o Fiji, por nombrar algo cercano?

La capacidad de los Estados Unidos y algunos países europeos para hacer estudios que nadie puede explicar para que mongo sirven es notable. Desde estudiar por qué “las pulgas de perro saltan más alto que las pulgas de gato” hastalas pruebas de un estudio para estudiar la posibilidad de “curar el hipo haciendo un masaje rectal con los dedos”, los tipos no escatiman guita y materia gris para saciar su curiosidad por estas estupideces, cuestión por la que hasta la revista de humor“Annalsof Improbable Research (AIR )”-“Anales de Investigaciones Improbables”sería la traducción en castellano- galardona desde 1991 con los “Ig Nobel”, que en Europa sigue atentamente para sus lectores el londinense “DailyTelegraph”.

Bueno… haciendo gala de todo esto según los investigadores Deepak K. Ray y el profesor Alan Robock, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, Argentina y Australia son los únicos países con esperanzas de sobrevivir ante un supuesto ataque nuclear entre Estados Unidos y Rusia. Dicen -vaya a saber si antes habían tomado algunos copetines algún otro estudio un poco más serio- que con los antecedentes de los bombardeos de Estados Unidos en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, habían hecho un modelo que determinaba que, más allá de la radiación y otras cuestiones directas de las detonaciones, el conflicto nuclear conduciría a interrupciones “catastróficas” en la cría de animales, la pesca y los cultivos en todo el mundo dentro de los cuatro años posteriores. Además provocaría incendios masivos, el viento podría propagar el humo y el fuego y, en consecuencia, el hollín y las cenizas distribuidas en la atmósfera bloquearían el Sol, marchitarían los cultivos en todo el mundo y conducirían a millones de muertes por la hambruna que generaría. En números, dicen que unos 5.000 millones de personas en todo el mundo, el 75 % de la población mundial, podría morir de hambre.

Mientras Ray dijo a la revista Newsweek que “en el escenario extremo, el número de muertos será la población combinada de Estados Unidos, Europa, la Federación Rusa y sus aliados y mucho más”. Por su parte, el profesor Robock, afirmó que “tanto Argentina como Australia cultivan en grandes cantidades productos más resistentes, como el trigo, lo que les da ventaja sobre el resto”. Y culminó diciendo que “son lugares que tienen las mayores esperanzas de que sus sociedades sobrevivan durante una década”, si estallara una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia.

Aun habiendo predicado las bonanzas de los países más al sur del mapa (sin explicar como otros, como Uruguay o Nueva Zelanda, no compartirían igual suerte a pesar de sus semejanzas con los mencionados), Robock concluye una cuestión de esas que no justamente hay que ser un genio para entender: “Debemos evitar que ocurra una guerra nuclear”, afirmó como si descubriese el fuego o la rueda… y como para enaltecer el estudio afirmó que “… nadie ha hecho este cálculo antes. Nadie ha intentado calcular el número de personas que morirían”, mintió.

Y nuevamente volvió a la carga con obviedades: “… todavía hay nueve países con más de 12.000 ojivas nucleares. Mientras estas armas existan, se pueden usar”. Chupate esa mandarina… ma que Da Vinci ni Einstein… ¡Robock es lo más!

Y, para peor… el tipo brindó una solución que… bueh, como decía Luca Prodan, “mejor no hablar de ciertas cosas”… y sin sonrojarse siquiera, infló el pecho y dijo que “habría que prohibir las armas nucleares… es la única solución a largo plazo”. Ya está, listo, denle el premio al hombre… se lo ganó.

La verdad, al leerlo quedé anonadado. No faltará en breve algún idiota que cuente que no entiende como la Argentina está tan mal siendo el lugar que tiene “los cuatro climas”, “las mujeres más lindas”, “la avenida más ancha” y también “la más larga del mundo” y que “tiras una semilla en la calle y crece una planta”… y que si hubiese una guerra nuclear “sería uno de los pocos países donde seguiríamos viviendo por todo lo demás”. Eso sí, lástima el peronismo, los gobierno populistas y los negros… si no seríamos una potencia como a principios del siglo XX (aunque la mayoría se cagaba de hambre mientras unos pocos tiraban manteca al techo en París). Cuántas pavadas envenenan los cerebros de los jóvenes… cuánto poder de propaganda tienen las clases dominantes… ¡y qué difícil la tienen las nuevas generaciones con tanto meloneo!

 

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