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Acuña, Juntos y esa pésima costumbre de discriminar

Por Carlos Cruz

Resumen del pensamiento macrista: rubios de traje sostienen con su esfuerzo a los negros vagos de las clases sociales más bajas.
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Este espacio en nuestra revista debía estar reservado para una nota sobre la falta de determinaciones acerca de la ley de alquileres y los perjuicios que esto causa en detrimento de la parte más fina de la soga, o sea, los inquilinos.

Pero la ministra de Educación de la Ciudad habló sobre los niños que dejaron la escuela por las consecuencias de la pandemia de la forma frívola, clasista, prejuiciosa e ignorante con la que nos tiene acostumbrados a hablar y no tuvimos más remedio ante la grave-dad de sus dichos, que brindarle un espacio en este número de Urbanave.

¿Qué dijo esta vez Acuña?

La creadora de frases como que los docentes eran “viejos que lle-gaban de trabajos en los que habían fracasado”, o que “provenían de sectores sociales cada vez más bajos”, lo cual  los condicionaba por tener menos “experiencias enriquecedoras” y también “mu-cho menos para ofrecer en términos de capital cultural”, esta vez opinó sobre los niños y niñas que habían tenido que dejar el cole-gio en medio de la pandemia.

Mientras se multiplicaban los repudios y pedidos de renuncia ante los lamentables y estigmatizadores dichos de la ministra, el silencio del oficialismo porteño y de JxC en general hace mucho ruido. Al cierre ningún referente salió a dar la cara para avalar o repudiar a la ministra.

una ministra de educación que no es pedagoga, ni socióloga, ni educadora, ni nada que se pueda relacionar mínimamente con la educación más que haber tenido un cargo administrativo? Sencillo, porque es la marca del PRO, Cambiemos o Juntos por el Cambio, como los quieran llamar. Ya lo había hecho con Esteban Bullrich, que era Licenciado en Sistemas con una maestría en Administración de Empresas.

¡Nunca les interesó la educación! ¡Jamás! Es más, en los trece años que llevan en el poder redujeron drásticamente el presupuesto educativo y dentro de él, la porción que corresponde a la educación pública (obvio que en beneficio de la priva-da). Con Larreta a los docentes les quitaron por un tiempo la paritaria, y a los alumnos le sacaron las computadoras, las becas, la comida y ahora quieren que hagan parte de su educación en empresas y como última hazaña… ¡en bancos y entidades financieras! No quieren alumnos que se formen como ciudadanos de bien con espíritu y pensamiento crítico. No. Tan solo desean mano de obra barata para las empresas. Ese es el rol que le asignan a la escuela pública… una escuela que piensan para los hijos de los pobres y los inmigrantes. Para ellos no hay ascenso social posible. Ese y no otro debe ser su lugar en el mundo que ellos, la elite, pensaron para nuestra ciudad y, si es posible, para el país entero.

Porque no debemos perder de vista que más allá de la gravedad de las palabras de Acuña, ella es tan solo un peón del ajedrez macrista. Porque no debemos olvidar que ellos piensan que los beneficios para las clases populares son un gasto innecesario.

Que les hicieron creer un tiempo que podían comprar celulares y televisores… o irse de vacaciones, cuando esto en su mundo no es posible (González Fraga). Y que fue un despilfarro llenar la Provincia de Buenos Aires de Universidades si todos sabemos que los pobres no llegan nunca a recibirse (Vidal). O que no valía la pena terminar hospitales casi hechos porque había que usar el dinero para las causas generadas por la Gestapo. O que era una desgracia para una persona “caer” en la educación pública (Macri). O que cualquier ayuda social a los pobres iba, sin lugar a duda, a irse por la canaleta del juego y la droga (Sáenz). O que los vecinos querían que frenara a los delincuentes y narcos, refiriéndose a inmigrantes de la Ciudad residentes de villas (Larreta, como jefe de Gabinete de Macri). 

Por eso, siguiendo el pensamiento de su espacio político, Acuña dejó claro su mensaje: Si sos pobre, seguí correteando por los pasillos de la villa, podés vender falopa y ni vuelvas a la escuela ya que igual no vas a ir nunca a una facultad, a gatas te vas a atender en un hospital atestado porque no pienso hacer más y en una de esas (Dios no quiera), ligás un plan para que puedas gastarlo en escolaso y más falopa. Total, naciste pobre y te vas a morir igual o peor… es tu destino, bancatela. Ya te dimos por perdido. Yo tengo que preocuparme de cosas más importantes como hacer bicisendas, balnearios con piletas sin agua pintadas en el piso, generar negocios para aportantes de campaña o amigos, construir lugares para que hagan caca los perros o darle más guita a los colegios privados donde van los hijos de gente como nosotros y, a lo sumo, de nuestros empleados fieles.

 Acuña es una vergüenza, es cierto. Pero la misma o más vergüenza me dan la mitad de los habitantes de esta ciudad que los avalan en sus actos infames.  

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