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La ONU realizó un alerta acerca de la crisis alimentaria generalizada que se desató en el mundo, agravada por los conflictos bélicos.

por CARLOS CRUZ

En la zona de South Omo, en Etiopía, las comunidades de pastores han sufrido la muerte del ganado por una sequía muy prolongada. WORLD FOOD PROGRAME

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han hecho una clara advertencia sobre la certeza de que se avecina una catastrófica crisis alimentaria en diferentes partes del planeta debido a los permanentes conflictos bélicos que se reparten sobre todo el orbe, junto a la presencia de la pandemia de la COVID-19, y el nefasto cambio climático producto de la desidia de un capitalismo consumista que se dispara al pié todos los días y no da señales de reacción para detener su marcha de muerte y destrucción.

“Estamos profundamente preocupados por los impactos combinados de las crisis superpuestas La ONU alerta de una crisis alimentaria generalizada agravada por los conflictos, la COVID-19 y la guerra de Ucrania al poner en peligro la capacidad de las personas para producir y acceder a los alimentos, empujando a millones más a niveles extremos de inseguridad alimentaria aguda”, afirmó a raíz de todo ello Qu Dongyu, director general de la FAO.

Así, Dongyu ha expresado que hoy observamos impávidos como se corre una “carrera contrarreloj” para ayudar a los agricultores de los países que resultaron más afectados, mientras que a la vez, David Beasley, director ejecutivo del PMA, aseveró que se acerca cada vez más la posibilidad de “una tormenta perfecta” que afectará gravemente a “los más pobres de los pobres” destruyendo a “millones de familias que, hasta ahora, habían mantenido la cabeza a flote a pesar de la pandemia de COVID-19”. Y continuó explicando que “las condiciones ahora son mucho peores que durante la Primavera Árabe en 2011 y la crisis de precios de los alimentos de 2007-2008, cuando 48 países se vieron sacudidos por crisis políticas, disturbios y protestas”, y como ejemplo de ello, citó las tremendas crisis económicas actuales en países como Indonesia, Pakistán, Perú y Sri Lanka.

El su informe conjunto, la FAO y el PMA advierten sobre las consecuencias de proseguir en la senda de la guerra y la destrucción del medio ambiente, haciendo un llamado a los líderes mundiales involucrados para generar una acción humanitaria urgente debido a las “terribles” condiciones macroeconómicas en muchos países, las que se han visto aún más perjudicadas por la pandemia y la agitación en los mercados mundiales de alimentos y energía.

Así, Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen continúan estando en alerta máxima, mencionados como puntos críticos en los que se observan condiciones catastróficas, mientras que Afganistán y Somalia entran, según el informe, dentro de la categoría de catástrofe. Esto significa que unas 750.000 personas se están enfrentando a condiciones de hambre y muerte terribles, siendo unos 400.000 de ellos, de la región etíope de Tigray, resultando este el número más alto de los que se han registrado en un solo país desde la tremenda hambruna en Somalia, en el año 2011.

Para empeorar el cuadro, se alerta también de las sequías en África oriental -justamente en Somalia, Etiopía, Kenia o Sudán del Sur-, mientras que se prevén lluvias muy por encima de la media anual con un riesgo cierto de inundaciones localizadas en el Sahel, que atraviesa África por Mauritania, Mali, Níger, Chad y Sudán, de costa a costa. A esto se agrega una temporada de huracanes más intensa en el Caribe y lluvias por debajo del promedio, con riego de sequías en Afganistán.
También advierte sobre la situación de República Democrática del Congo, Haití, el Sahel, el Sudán y Siria, a la que define como “muy preocupante” debido al deterioro de las condiciones críticas, con Kenia agregada a la lista en el informe, El cual hace ciertas recomendaciones específicas a cada país de la lista, acerca de las prioridades para abordar con el menor daño posible las necesidades humanitarias que surjan.

Finalmente, países como Sri Lanka, Ucrania, los países costeros de África Occidental (Benín, Cabo Verde y Guinea) y Zimbabue son los nuevos “puntos calientes” mencionados respecto a su ingreso en una crisis alimentaria que generará hambre en sus poblaciones, con lo que se unen con esta etiqueta a Angola, Líbano, Madagascar y Mozambique, quienes ya la estaban padeciendo con anterioridad.

Beasley (PMA) ha fue explícito al decir que las crisis superpuestas de los alimentos, la energía y el combustible, las que se han visto agravadas por las crisis climáticas y económicas preexistentes, son “solo la punta del iceberg“. “Tenemos soluciones. Pero tenemos que actuar, y actuar rápido”, explicitó como manera de llamar la atención de los que gobiernan el mundo -y no me refiero tan solo a los políticos- y parecen que no registraran los riesgos… como que tan solo lo pueden hacer con las ganancias.

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