
Por medio de un voto de censura del Congreso, algo ya habitual en la política peruana, que se cobró a todos los presidentes desde 2007 a la fecha; con una prensa que fogonea permanentemente estos golpes blandos y la pasividad judicial, que si avala la inexistencia de un Poder Ejecutivo que pueda llevar adelante el mandato que los ciudadanos le otorgaron en las urnas, el hasta ayer presidente Castillo fue detenido luego de haber querido disolver el Congreso para evitar el golpe legislativo y llamar a nuevas elecciones. Lo suplantó su vice presidenta, que dijo que va a gobernar hasta 2026, algo que ya parece irreal teniendo en cuenta el comportamiento político en el país hermano.
Dina Boluarte, hasta ayer vice de Perú, asumió como nueva presidenta del país después de que el Congreso aprobara la destitución de Pedro Castillo por “incapacidad moral”. Más temprano, Castillo había anunciado la instauración de un “gobierno de emergencia excepcional” y la disolución temporal del Parlamento, que hoy tenía previsto debatir la tercera moción de vacancia contra el ahora ex presidente. Los legisladores no acataron la medida y procedieron a aprobar su destitución por 101 votos a favor, 6 en contra y 10 abstenciones. Luego Castillo fue detenido. El ex mandatario había asumido en julio de 2021 y su gobierno estuvo marcado por múltiples renuncias y crisis, las que como otros mandatarios de la región, busco “negociar” con los miembros del poder económico real, muchos de ellos con intereses globales, resultando una jugada equivocada ya que estos jugadores solo aceptan la claudicación y, en caso de cualquier atisbo de rebelión, no dudan en hacer funcionar su maquinaria política en el Congreso, la mediática que manejan a placer al igual que la judicial. Lo que hoy se denomina golpe blanco, con el agravante de que en Perú (y otros países latinoamericanos también) el ejército responde al padrinazgo estadounidense, que es como decir a los mismos a los que el poder económico también reporta y además, o bien pertenece, o de no ser así, aporta el diezmo vía FMI, monopolio de mercados u otros organismos multilaterales y ONG´s que responden directamente al ejército del Tío Sam o a la CIA, que terminan siendo los garantes del mantenimiento del statu quo.
Boluarte, abogada, de 60 años e ideas de izquierda, quien era vicepresidenta de Castillo, dijo que asume “de acuerdo con la Constitución Política del Perú, desde este momento y hasta el 28 de julio de 2026”, fecha en la que cumpliría el actual período de gobierno. El detalle es que en los últimos 20 años, ningún presidente electo logró cumplir su mandato. La nueva presidenta del Perú, quien carecía de militancia partidaria y cuyo nombre antes de ser la vice de Castillo era desconocido para la mayoría de los peruanos, llamó a “un amplio proceso de diálogo entre todas las fuerzas políticas nacionales” y solicitó una “tregua política para poder combatir a la corrupción”.
La realidad es un tanto más cruel: los cargos por “corrupción” o “incapacidad moral”, entre otros, son tan solo la excusa de un Congreso que responde al poder del presidente que “realmente” gobierna, que no es otro del que ocupa la poltrona del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde Flores, que está a cargo de la institución desde que lo nombró Alan García en 2006. Todos los que lo siguieron a García (Ollanta Humala en 2011, Pedro Pablo Kuczynski en 2016, y Pedro Castillo del 2021) tan solo lo ratificaron en el cargo apenas asumieron la presidencia del país. Como verán, ese grado de poder es el que tiene Velarde en Perú. Los presidentes pasan, sus vice-presidentes muchas veces también, todos ellos son acusados, difamados, perseguidos y hasta encarcelados. Solo Toledo llegó a refugiarse en EE.UU antes de ser apresado… permaneciendo allí desde 2017 y protestando por lo irregular de los procesos judiciales en Perú.
CASTILLO EXPUESTO AL ESCARNIO MEDIÁTICO: FOTOGRAFIADO ESPOSADO EN UN MÓVIL POLICIAL. ¿TE ACORDÁS DE BOUDOU Y EL PIJAMA? MISMOS MÉTODOS, IDÉNTICOS ACTORES CON IGUALES OBJETIVOS… EL NADO SINCRONIZADO HACE FUROR EN LATINOAMÉRICA
Luego de negar haber recibido dinero de Odebrecht (por las obras de la autopista interoceánica), pidió en declaraciones al diario El Mercurio: “Busquen mis cuentas, por favor”. Para luego afirmar que se presentaría a defenderse “… bajo condiciones que no me prejuzguen culpable”.
Todo esto representa una pequeña muestra de la baja calidad de las democracias del continente. Algo que seguramente no se arreglará “dialogando” con quien nunca tuvo, ni tiene, ni tendrá, voluntad de hacerlo.
El mero hecho de ver al político que el pueblo eligió hace tan solo algo más de un año, detenido en una comisaría, habla a las claras del desprecio por la institucionalidad que existe en las esferas del poder. Ni siquiera disimulan el hecho de echar a un presidente cuando les place… tan solo con una mínima “inversión”.
Que Boluarte se vaya dando cuenta… o en breve será la próxima víctima de un sistema hecho a la medida de un capitalismo extractivista con olor a rapiña, que desde hace décadas se instaló en el país hermano con el que hasta compartimos a San Martín.
EL RECORRIDO DE PEDRO CASTILLO EN LA PRESIDENCIA DE PERÚ: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES CON OTROS CASOS DE ACCIONES DESTITUYENTES EN LATINOAMÉRICA.
Pedro Castillo, hace dos años, era un ignoto maestro rural, militante sindical, al que nadie conocía en Perú, salvo unos pocos seguidores del interior del país y absolutamente nada en Lima, el centro del poder… un hombre de izquierda, sencillo, austero, que decía iba a transformar al país de raíz desde Chota, en la remota zona de cuestionamientos, el lugar donde vivió durante toda su vida adulta. De inmediato, no solo la oposición, sino que también parte de sus propios seguidores, rechazaron la medida a la que catalogaron de “golpe de Estado”. Así, en pocas horas, derrotado, el aún presidente Castillo se entregó en un local de la Prefectura, donde se lo retrató apesadumbrado, so a pesar de decir que con este hacho buscaba reordenar a todo el sistema judicial al depurarlo, ponía como medida de cambio su compromiso con el mantenimiento del ”modelo económico”… eso no se toca. |