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María del Carmen Verdú

¿Cómo caracterizás la situación actual de la represión a las organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y de la oposición real en general?

Nos vienen pegando duro a todos. Sin ir más lejos estamos denunciando (con la CORREPI) el ataque deliberado que sufrió el compañero Martín Alderete, uno de los defensores de Sebastián Romero en la causa del 18 de diciembre; le entraron por la noche en la casa y le arrojaron una bomba incendiaria en el interior del auto lo que dio comienzo a un incendio en el interior de su domicilio, se salvó porque pudo reaccionar a tiempo.

Desde hace décadas que no vemos ataques a defensores de presos políticos de esta naturaleza.

El aumento cualitativo, el salto de la magnitud de la represión en estos dos últimos años (sobre todo desde mediados del 2017) tiene una relación directa con la necesidad de disciplinamiento y control social por parte del gobierno para poder avanzar con su plan de fondo, que es la reestructuración completa de las relaciones entre el capital y el trabajo…

Reforma previsional, laboral (que va y viene), la reforma educativa, el sistema de salud, la reforma impositiva…

Precarización laboral, suspensiones, miles de despidos, militarización de los espacios que resisten y luchan, lo estamos viendo en los medios de comunicación, Radio Nacional es un ejemplo de lo que decimos.

También sucede lo mismo en el segmento fabril, en los sectores públicos del aparato estatal (por ejemplo en el Ministerio de Defensa, en áreas vinculadas a los juicios contra los ex represores de la última dictadura).

La militarización de los barrios, el uso indiscriminado de las detenciones arbitrarias en dichos barrios, el incremento del gatillo fácil…y sigue la lista.

Las jornadas del 14 y 18 de diciembre del año pasado frente al Congreso ponen en evidencia una nueva lógica de represión a marchas y manifestaciones, una auténtica lógica de guerra.

Comando unificado de las distintas fuerzas (Gendarmería, la Policía de la Ciudad, la Policía Federal, en ocasiones la Prefectura).

Razzias con detenciones masivas en la última semana de diciembre, en varios puntos del país.

Detenidos que se mantienen en su condición con excusas abiertamente infundadas, como por ejemplo los presos del 14 de diciembre (“alojados” en Devoto y Marcos Paz), algunos de los cuales sin haber participado siquiera de las manifestaciones señaladas. Dos de los detenidos son personas en situación de calle (Sebastián Giancarelli y Juan Salomón Valliota) que paran todos los días, desde hace tiempo, en la esquina de Entre Ríos y Rivadavia, detenidos desde el 14 de diciembre acusados de formar parte de una ¡conspiración para impedir que sesionara la Cámara de Diputados! No tienen un peso ni para una tarjeta telefónica, están solos y sin recursos…

¿Pensás que las organizaciones sociales y los partidos políticos opositores tienen plena conciencia de la magnitud y el caracter de esta represión y de cómo actuar frente a ella?

Creo que se está avanzando mucho en este sentido. Vemos a compañeros y compañeras recuperando viejas gimnasias que se habían abandonado, salvo en CORREPI, que debido a la naturaleza de nuestra militancia siempre estuvimos y estamos confrontando con el aparato represivo, gobierno tras gobierno.

Este avance podemos verlo en el amplio espectro del campo popular, no solo en los partidos de izquierda. Esto se vio el 18 de diciembre, trabajando en una unidad de acción (aún con nuestras diferencias).

¿Cuándo comenzó, para vos, el redimensionamiento del aparato represivo estatal?

El crecimiento del aparato represivo es estable y constante (sistemático) desde 1983 para acá.

Allá por mediados de los ´90, por primera vez, Menem y su ministro Corach sacan a la Gendarmería y a la Prefectura de sus espacios y funciones “naturales” y específicas, que son las fronteras y los ríos, a efectos de trasladarlos a las zonas urbanas y también a las rutas nacionales, con el objeto (evidente) de participar activamente en la represión de las protestas sociales y radicarse (hasta hoy) en el ámbito urbano.

Con la excusa de posibles atentados a la comunidad judía (después de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA). Recuerdo el comunicado de APEMIA (nuestra compañera Laura Ginsberg) titulado “No en nuestro nombre”.

Durante el gobierno de la Alianza (De la Rúa/Alvarez) se produjo la intervención de la Gendarmería a través de los jueces federales en la represión de las protestas en las rutas nacionales (una vez recuperado el recurso del corte como herramienta histórica de las luchas obreras por las organizaciones de trabajadores desocupados que se crearon en la época).

La represión con un comando unificado (Gendarmería, Prefectura y las policías provinciales), en ese caso fue la Policía de la Provincia de Corrientes, en la represión del 17 de diciembre de 1999 en el puente de Corrientes donde hubo dos muertos, Mauro Ojeda de 16 años de edad y Francisco Escobar de 19…

Debut de Federico Storani como ministro del Interior…

Exactamente, diez días después de la asunción del elenco gobernante de la Alianza.

Siguieron las muertes como Aníbal Verón, asesinado por la Gendarmería en la Ruta 34, Alejandro Gómez y Orlando Justiniano (en General Mosconi, Salta), asesinados por la policía. También en General Mosconi, asesinados por Gendarmería, los compañeros piqueteros Carlos Santillán y Oscar Barrios. No nos olvidemos de Teresa Rodríguez, asesinada en Cutral Co (Neuquén) el 4 de diciembre de 1997…

Lo volvemos a ver en la Masacre de Avellaneda, donde fueron asesinados por la espalda los compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, 26 de junio del 2002 (otra vez el comando unificado de las fuerzas represivas, en esta ocasión durante el gobierno de Duhalde).

Si bien en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, en la ciudad de Buenos Aires solo asesinó la policía federal, en el resto del país “actuaron” los gendarmes junto a elementos policiales de cada provincia.

A partir del 2003 y durante las gestiones kirchneristas este mecanismo adquirió un nuevo carácter, con la incorporación de estas fuerzas al patrullaje urbano (a partir de los operativos “Escudo Norte”, “Escudo Sur”, etc). Luego este modelo se extendió a otros puntos del país. La ciudad de Rosario llegó a contar con 600 gendarmes patrullando sus calles y no por ello se registró un descenso en el índice criminal, al contrario, se incrementó. Enfrentamientos entre las distintas fuerzas por el control del territorio y por la “caja” que no era precisamente chica…y gendarmería quería su tajada.

Cada fuerza practica sus “artes” (contrabando, tráfico de drogas, prostitución, robo de automotores, etcéteras, etcéteras).

En la ciudad de Buenos Aires, la gendarmería se estableció en barrios de la zona sur.

Hoy con este gobierno, con la nueva restructuración/fusión, la ciudad de Buenos Aires “goza” del curioso privilegio de estar (casi) a la cabeza del mundo en cantidad de policías por habitante. Naciones Unidas (ONU) recomienda a los estados nacionales, como cantidad óptima para garantizar la seguridad (la de los gobiernos no la de los ciudadanos), 300 policías por cada 100.000 habitantes. En nuestro país siempre estuvimos en los 500/550 por cada 100.000 ciudadanos.

En estos momentos en la ciudad de Buenos Aires, a partir de la creación de la Policía de la Ciudad (sin contar con los gendarmes y prefectos que siguen estando), estamos en 819 policías por cada 100.000 habitantes, o sea casi triplicamos la cantidad considerada “óptima” por la ONU. Tal vez seamos hoy la ciudad más militarizada del mundo.

A partir de diciembre del 2015 se produce un salto cualitativo y cuantitativo con un incremento del reclutamiento por un lado y por el aprovisionamiento y la logística de la fuerza por el otro, con contratos verdaderamente monstruosos.

No solo con los proveedores “tradicionales” (las empresas yanquis del ramo), sino con el significativo “aporte” del estado de Israel (a quién el gobierno de la ciudad le viene comprando las famosas (picanas) Taser para provisión de la Metropolitana). A partir de estas “nuevas relaciones” las modalidades se proyectan a todo el país (compra de armamentos y equipos diversos, cursos para “entrenamiento” de los efectivos, etcéteras, etcéteras)…

¿Qué nos podés decir acerca de la naturaleza y alcance de los acuerdos firmados sobre el tema de seguridad interna con el estado de Israel?

Como te decía, las relaciones son de larga data. No nos olvidemos de quien fue el primer candidato de Macri para ocupar el trono de la Policía Metropolitana, el “Fino” Palacios. Cuando Palacios era Jefe de Investigaciones de la Policía Federal tenía su despacho en Madariaga y General Paz. Nosotros vamos a hacerle el aguante a los detenidos hasta que salen. En una ocasión, estando ahí por mi trabajo, Palacios me reconoce y me invita a su despacho a tomar un café. Estando en su despacho, diviso a sus espaldas apoyadas en un majestuoso sillón un descomunal diploma por un curso de “antiterrorismo” en el que participó, dictado por la Mossad (la “inteligencia” del estado israelí, el equivalente a la CIA yanqui), “pergamino” rodeado por otros (no menos “modestos”) de “agencias” yanquis.

En su momento Palacios fue recomendado por buena parte de la dirigencia de la comunidad judía (DAIA y AMIA), aunque después lo negaran.

Toda la estructura de la Metropolitana, armamentos, logística, tecnología, formas de intervención en el territorio, responden más a la lógica represiva del estado de Israel que a otras “escuelas” que hemos vista copiar (o intentar copiar), como la inglesa o la yanqui.

Todo esto, te repito, se nacionalizó con este gobierno.

Debemos tener en cuenta los modos de ocupación territorial implementados por Israel, sometiendo al Pueblo Palestino en su propia tierra.

Las compras relacionadas con “tecnología antimotines” al estado de Israel lo dice todo.

En estos días estábamos buscando información sobre las empresas de seguridad…¿”privadas”? de origen israelí que están ingresando desde hace unos años al país (en varias de ellas es socio el ex empresario de medios Spolsky), estas empresas están dirigidas por ¿ex? militares israelíes u oficiales de alta graduación de las distintas fuerzas del estado israelí…

(comentario del autor de la nota)

Debemos sostener el protagonismo popular en las calles, no debemos dejar que nos amedrenten con la represión, para ello debemos obrar con inteligencia, para no servir al juego del gobierno ni dar “letra” al relato de los medios del sistema.

Las calles son nuestras y si las abandonamos nos estaremos dando por vencidos.

¿Y el rol de los medios de comunicación en todo este panorama que describís y analizás?

Con respecto a los medios de comunicación debemos hacer la salvedad de los medios populares, autónomos e independientes y luego si referirnos a los medios del sistema, sean hegemónicos o no, sean grandes corporaciones, una multinacional o un medio barrial que repite (dentro de sus posibilidades) las consignas del gobierno y la ideología del sistema.

Para los medios del sistema la información, las noticias, fueron son y serán una mercancía, simple mercaderías con las cuales “negociar”. Se trata nada más ni nada menos que de la lógica de empresa o de mercado.

Cuando existe una reglamentación, un disciplinamiento del aparato de medios como ocurre hoy aquí…y en la inmensa mayoría del planeta, cuando se despide a miles de trabajadores de prensa…Tenemos que entender que los medios hegemónicos se convierten no solo en cajas de resonancia sino también en amplificadores y reproductores del discurso y la propaganda oficiales.

Se evidenció con el uso que dieron estos medios a las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

(Y en su momento la “cobertura” de la Masacre de Avellaneda y los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki)

De aquí que insistamos en la necesidad del fortalecimiento de la comunicación popular.

Te quiero mencionar un paso muy importante en este sentido que se produjo en el transcurso del año 2017, como fue y como es la incorporación de esos medios populares, reconociendo su carácter de trabajadores de prensa, al SIPREBA que es un nuevo sindicato antiburocrático surgido para ocupar un espacio abandonado completamente por una organización burocrática como UTPBA.

Nosotros (CORREPI) como militantes anti-represivos necesitamos permanentemente del apoyo y de la difusión pública a través de los medios. La creación de SIPREBA es de una gran importancia. Como así la lucha que vienen dando en estos ámbitos muchos trabajadores (aún dentro de medios hegemónicos) y la recuperación de medios por parte de los trabajadores, como es el caso del diario Tiempo.

Si leemos con detenimiento los editoriales de los periódicos del sistema (preferentemente Clarín y La Nación) notamos que desde hace un tiempo vienen repitiendo (casi como un mantra) un par de conceptos, uno de ellos es el de “enemigo interno” y el otro el de la existencia de una “coalición trotskoanarcomapuchekirchnerista”, también se leen y escuchan caracterizaciones del tenor de “fuerzas antisistema” u “organizaciones radicales” o “radicalizadas” (no confundir con la UCR).

¿Qué lógica le encontrás a estas “construcciones”?

La construcción del “enemigo interno” es tan vieja como la historia.

Allá por fines de los años 80 y comienzos de los 90, cuando CORREPI estaba naciendo, decíamos en nuestras traducciones escritas que después del aniquilamiento del enemigo real de la gobernabilidad burgocapitalista, que fue la conjunción de la clase trabajadora y el movimiento estudiantil, quienes protagonizaron luchas históricas, haciendo uso de la maquinaria del terrorismo de estado (Doctrina de la Seguridad Nacional). Ese mismo estado (supuestamente en democracia) transformó esa doctrina en otra, en este caso la de la Seguridad Ciudadana. Y aquel enemigo real, corpóreo, fue sustituido en el imaginario del “sentido común” impuesto, por un enemigo potencial representado en estos días por el “pibe chorro”, el delincuente, el desclasado, el excluido. Y después de mediados de los años 90 fue identificado con el piquetero, organizado por fuera de los esquemas tolerables para el sistema, por ejemplo por fuera de un partido político tradicional.

El macrismo pega un salto copernicano con respecto a los gobiernos que lo precedieron. Este gobierno de CEOS (por vez primera los patrones atienden y defienden sus propios negocios desde Balcarce 50 y un par de locaciones más) aumenta la apuesta e instala este nuevo tipo de “enemigo interno” (que a veces mueve a risa, a pesar de tratarse de temas muy serios). No persiguen solamente a los Mapuches, caracterizándolos como “terroristas” que no reconocen ni a la Constitución Nacional ni al estado (incluso se los “acusa” de “extranjeros”, con la invalorable colaboración de los medios del sistema). Y esto no solo ocurre en la Patagonia con los mapuches, también en el norte con las comunidades Wichí y Qom.

Estas comunidades están enquistadas en medio del universo del “Imperio Romano”, que en este presente son las multinacionales (Benetton, Lewi y otros) que no solo son capitalistas, sino que también mantienen “íntimas” relaciones (económicas y hasta de “amistad”) con el macrismo gobernante e incluso, en algunos casos, hasta con el mismísimo presidente de la nación (nos referimos a Lewi).

Ante la necesidad de justificar una desproporcionada presencia de la gendarmería y otras fuerzas en la región aparece el argumento de la presencia de “terroristas”, etiqueta que las organizaciones mapuches comparten con las organizaciones sociales que resisten este modelo y con todos y todas las que estamos del mismo lado.

Esto se ratifica y evidencia con el salto que pegó la Justicia Federal, la más disciplinada por todos los gobiernos de turno.

Se establece de esta manera una lógica de persecución a las organizaciones.

Si vos lees la lista de cargos por los que fueron indagados los detenidos el 14 y el 18 de diciembre en las inmediaciones del Congreso, te vas a encontrar que no hay actos individuales.

No dice, por ejemplo “Usted señor Luis Cruz, el día tal, a la hora tal y en tal lado le arrojó un cascote al policía Pérez, pegándole en la cabeza…”

Lo que si dice es “Usted señor Luis Cruz formaba parte de un grupo de personas que con el objetivo deliberado de invadir el recinto de la Cámara de Diputados para que esta no pudiera sesionar e impedir de esta manera que se tratara y se aprobara la reforma de la Ley Previsional (…) arrojó piedras y bombas molotov a las fuerzas del orden (…) y blablablabla”. Una cantidad inusitada de cargos por acciones cometidas en 80 lugares al mismo tiempo y todas de una sola vez.

Te repito, desaparecen las acciones individuales.

Ahora si te hago la última pregunta María del Carmen y agradeciéndote nos brindaras buena parte de tu valioso tiempo. ¿Cómo caracterizas el presente del campo popular?

Bueno, todo va a depender de con que otro momento lo comparemos.

Si lo comparamos con el período 2000/2001, considero que estamos en infinita mejor situación que entonces.

Hay muchas más organizaciones y sobre todo surgió una nueva camada de luchadores en el campo gremial, se crearon comisiones internas clasistas y antiburocráticas que han llegado a recuperar hasta sindicatos enteros. La creación de SUPREBA, la conjunción en una sola lista de diversas organizaciones de izquierda en el ámbito docente en la provincia de Mendoza.

Recuperación de las organizaciones sociales, que están volviendo a reverdecer una dinámica que supieron tener en otros tiempos.

Las fuerzas de izquierda están creciendo. El FIT obtuvo representación parlamentaria y, aunque sabemos que esto no cambia las situaciones de fondo, no es lo mismo tener o no tener diputados de izquierda en el Parlamento.

Y vuelvo aquí a lo que siempre resaltamos desde CORREPI, y que es GARANTIZAR LA UNIDAD DE ACCIÓN

DEL CAMPO POPULAR, más allá de nuestras diferencias (a veces tácticas y otras estratégicas).

Sobre todo, lo vuelvo a repetir…LA UNIDAD DE ACCIÓN EN LAS CALLES.

Fortalecer la unidad.

Profundizar las luchas, para enfrentar el ajuste, la represión y el avance del estado sobre nuestros derechos conquistados.

No hay otra, solos y divididos no podemos.

Solo podremos con la unidad de todo el campo popular. 

Por LUIS CRUZ para Urbanave

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