Política, ecología, cultura y economía...
Noticias

Pugliese, Pugliese, Pugliese

Por Julio Albornoz

Muchos coinciden que el aura de buena suerte que rodea al maestro Pugliese (la leyenda habla de “San Pugliese”) comenzó a formarse en medio de un recital de Charly García, allá por comienzos de los años 90.

Muchos coinciden que el aura de buena suerte que rodea al maestro Pugliese (la leyenda habla de “San Pugliese”) comenzó a formarse en medio de un recital de Charly García, allá por comienzos de los años 90.

Otras noticias...

Comunarte tuvo su fiesta.

Discos que no podés dejar de oir

VACUNACIÓN

Es realmente una paradoja del destino que justamente en la década del presidente que fue tildado de “mufa” (quizá por eso no lo nombro directamente), Pugliese se haya hecho merecedor del título de paladín “antimufa”. Según Magdalena Ayerra, coordinadora de Barrios Creativos, en dicho recital no había quien diese en la tecla con el sonido… en sus propias palabras “… el sonido no funcionaba y tardaban mucho en solucionarlo, hasta que pusieron un disco de Pugliese y el problema se arregló”. De las versiones que circulan (siempre hay otras en estos casos) esta es la más contada.

Pero el “maestro” no solo es un cuadrito a colgar para la buena suerte… es más, a él no le gustaba mucho el mote ya que era un agnóstico hecho y derecho, y no la iba ni con los cultos ni con las supersticiones. Nada estuvo más alejado de sus ideas que el pensamiento mágico o religioso. Como muestra de esto, fue una de las pocas personas que se despidió de Carlos Di Sarli cuando el llamado “Señor del tango” estaba muy enfermo. Y explico esto porque Di Sarli cargó durante toda su vida con el mote de “mufa” y muchos evitaban nombrarlo, señalándolo despectivamente como “El tuerto” o “el de Bahía Blanca”. Pero Pugliese nunca cayó en esas bajezas.

Comunista desde muy joven, perseguido desde el primer momento por el peronismo pero también luego por todos los gobiernos de facto que siguieron al golpe de Estado de 1955, era un tipo que vivía como pocos alineado a sus ideales. De ahí que era el director de una orquesta cooperativa, lo que le hizo ganar prontamente la admiración y el reconocimiento no solo de sus colegas, sino también de un público que lo admiraba mayormente por su música, pero en paralelo por su solidaridad y humildad.

El bandoneonista Alfredo Prevignano lo describió así: “Don Osvaldo parece uno más entre nosotros. Pero no nos engañemos: es su forma de ser lo que caracteriza el estilo”.  El mismísimo Astor Piazzolla lo consideraba un maestro y por ello lo incluyó en una larga gira europea en la que se cansó de homenajearlo presentándolo como un par ante un público que muchas veces lo desconocía.

Y fue con ese mismo idealismo, que aquel muchacho que había estudiado piano en Villa Crespo con Antonio D’Agostino resultó ser uno de los fundadores del Sindicato de Músicos (llamado en ese entones Sociedad de Músicos y Artistas Afines), allá por 1936… el mismo año en que se afilió al Partido Comunista. Y con estos actos, música y militancia política quedarían unidas para siempre hasta el final de sus días.

Por ello, cuando en medio de algún régimen lo detenían (“se la tenían jurada”, afirmaban los que tocaban con él y también su amigos) su orquesta continuaba con sus presentaciones con la particularidad de colocar un clavel rojo sobre el piano.

Recién con su retorno al país, durante su tercer mandato presidencial, Juan Domingo Perón le pidió disculpas en persona cuando lo recibió, además de otros artistas, en la residencia de Olivos. “Gracias, maestro, por saber perdonar”, le dijo Perón. La respuesta ante la requisitoria periodística fue digna de un maestro como Pugliese: “Si perdoné o no perdoné, es cosa mía. Pero fue un gesto distinto”.

Pero el mito de “San Pugliese” continúa hasta nuestros días en todo el ambiente artístico (y aún mucho más allá). Lo apuntalan libros como Sembrando al viento. El estilo de Osvaldo Pugliese y la construcción de la subjetividad  desde el interior del tango  (Ediciones del CCC), de María Mercedes Liska. En este libro, la autora pasa lista a los antecedentes históricos de los “milagros” de Pugliese (que al parecer sucedían cuando, con la sola mención de su nombre, se solucionaban desperfectos técnicos en diversos espectáculos). Entre otras historias, se destacan las palabras de artistas de la talla de León Gieco o Javier Calamaro, quienes reconocieron que invocaban al músico para solucionar cualquier imprevisto o inconveniente que pudiera surgir. Así, en “Los Salieris de Charly”, León canta “Siempre mencionamos a Pugliese…”. O Sebastián Bianchini, del grupo Árbol, escribió un irónico tema dedicado a Pugliese llamado sin más “Suerte”. O Alberto Muñoz, quien en el 2000 (cinco años después de la muerte de Pugliese), escribió una oración con la cual rezarle al maestro y santo patrono tanguero. “Protégenos de todo aquel que no escucha. Ampáranos de la mufa de los que insisten con la patita de pollo nacional. Ayúdanos a entrar en la armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que no parta los huesos y no nos dejes en silencio mirando un bandoneón sobre una silla. En el nombre de Osvaldo Pugliese”.

Pero para otros, la santificación de Pugliese permite que el rescate de los valores del genial músico sin hacer referencia a su militancia política de izquierda, en realidad oculta una trampa: “Pareciera que mezclar su actividad musical con lo político significaría ‘ensuciarlo’, pero jamás se pierde de vista esta relación ética-estética que ha sabido él mismo proyectar y plasmar en sus interlocutores. En la imagen de ‘San Pugliese’ se sintetiza al artista y al hombre comprometido con la sociedad, sin que su nombre quede a merced de las connotaciones negativas de la política”.

De todas formas, Pugliese es mucho más que el antimufa del que hablamos en esta nota y del que todos hablan. Fue el creador de tangos inmortales como “Recuerdo”, “La yumba”, entre otros cien, y más de 400 interpretaciones de tangos con su sello particular.

Un tipo que en 1968, cuenta Roberto Chanel (uno de sus cantantes, quien con cuarenta y cuatro años, ya estaba retirado del canto y casi ciego), pidió a la discográfica que no le pagaran por un disco y que todos los derechos fueran para el cantor,  con quien poco antes (Pugliese) había editado un long play con reediciones de grabaciones de la orquesta en las que cantaba Roberto. “Esa es la actitud de un hombre. Nadie se enteró. Quisiera agradecerle.”, dijo Chanel al relatarle el hecho a un periodista… Un hombre que a pesar de las persecuciones mantuvo su orquesta más de cuarenta y cinco años y hasta poco antes de morir, el 25 de julio de 1995 a los 89 años, devastado entonces por la temprana muerte de su nieto Osvaldo y de su cantante más joven, Adrián Guida.

En su homenaje, quedó una estación de subtes de la línea B (Malabia-Osvaldo Pugliese) y a pocos pasos de allí, hay un pintoresco monumento con toda su orquesta,  en la intersección de Corrientes.

Entre las críticas más frecuentes acerca del repertorio elegido por Pugliese, se destaca una del poeta e historiador del tango Horacio Salas, quien afirma que “…Pugliese nunca cuidó de-masiado los aspectos estéticos de los versos que entonaban sus cantores, advirtiéndose una marcada tendencia a narrar dramas sensibleros, plagados de lugares comunes, carentes de toda belleza poética”. El asunto es que, más allá de la calidad poética, estas historias sentimentales no fueron en absoluto el único camino que eligió el maestro a la hora de interpretar te-mas con letra de otros autores o de escoger versos para las creaciones propias.  A lo largo de su extensa trayectoria, Pugliese supo utilizar su influencia para afirmar su compromiso político y social.

Quizás el de mayor carga política entre los compuestos por Don Osvaldo, en clara identificación con la revolución cubana, fue “Milonga para Fidel”, donde además de identificarse con la revolución hace hincapié en la reforma agraria surgida de este movimiento. La grabación no fue publicada en vida de Pugliese, habiendo sido hecha en el sello Stentor y se creyó perdida por muchos años. Finalmente, ha sido rescatada y se puede oÍr el tema en https://www.youtube.com/watch?v=R60lrqj3dms.

MILONGA PARA FIDEL.

Música: Osvaldo Pugliese.

Letra: Domingo Arcidiácono (que firma como D. Arce).

Voces: Alfredo Belusi y Jorge Maciel.

Con las cuerdas bien templadas,

milonga quiero cantar

para el gran americano

campeón de la libertad.

Para el gran americano

que nos enseñó a luchar

por la dignidad del hombre,

por la paz y por el pan.

.

“Patria o muerte” fue su voz,

y el pueblo en armas lo siguió.

Ya la aurora se asomó…,

la noche negra se acabó.

.

El guajiro se agotaba

en los surcos del patrón;

hoy, empuñando el arado,

canta su liberación.

Hoy, empuñando el arado

se agiganta su labor

porque es dueño de la tierra

que su mano fecundó.

.

Fidel, tu nombre es bandera

contra el yugo colonial,

es por eso que los pueblos

te rodean, fraternal.

Es por eso que los pueblos

te brindan su admiración,

vos le diste la esperanza

y ellos su gran corazón.

.

“Patria o muerte” fue su voz,

y el pueblo en armas lo siguió.

Ya la aurora se asomó…,

la noche larga se acabó.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.