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¿Un amor imposible?

La realidad se lleva puesta a otra “fábrica”, la de los “sueños”.

Por estas horas nos anoticiamos de un nuevo cierre, en esta oportunidad se trata de una sala cinematográfica, el BAMA Cine Arte, espacio histórico dedicado a la difusión y promoción de obras cinematográficas independientes, nacionales e internacionales, desechadas por los patrones del circuito de salas comerciales, en su mayoría de capitales foráneos, quienes deciden que podemos ver y que no –sometiéndonos a un verdadero régimen de mirada-.

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El co-fundador y responsable de la programación del BAMA, Guillermo Mansilla, redactó y envió a los medios una carta pública. Dirigiéndose a “espectadores y amigos” expresó”En nombre de BAMA quiero anunciarles el fin de otra etapa, la del BAMA CINE ARTE. Estamos muy orgullosos de haber cumplido con el objetivo que nos hemos propuesto, en estos 6 años, la de ser esa sala de cine que ya no hay. Ofreciendo una programación de cine independiente, del mejor cine argentino, y películas que en muchos casos no tienen lugar en el circuito comercial”.

“Los inicios del BAMA fueron a partir de la creación del Cineclub Buenos Aires MonAmour, como una asociación civil del cinéfilo mundo porteño. En sus funciones se proyectaban producciones que siempre quedaban afuera de la oferta comercial de las pantallas de exhibición local. A partir de Noviembre de 2008, BAMA se instaló en un PH en San Telmo con 38 butacas. Las mismas las consiguieron gracias al teatro de un sindicato. Y con eso armaron un microcine. Desde el 2009, se agregó a la oferta audiovisual una nutrida agenda de cursos y seminarios dictados por críticos de cine, periodistas y docentes provenientes de revistas especializadas.”

En el año 2013 decidieron abrir las puertas de lo que fuera el Arteplex, acondicionando tres salas en pleno centro porteño, Avda. Presidente Roque Saenz Peña 1150.

Un nuevo eslabón de una larga y lamentable cadena de cierres y desapariciones de salas cinematográficas, transformadas en playas de estacionamiento, galerías comerciales y templos. Nuestros barrios fueron perdiendo uno tras otro sus legendarios cines –nos ocupamos varias veces de este tema en números anteriores- y fuimos fagocitados por empresas extranjeras que impusieron sus imágenes y formas de “ver” –consumir- (de “cinéfilos” y/o “espectadores” nos fueron deformando en consumidores de gaseosas& “muñequitos”, la real fuente de ingresos de los nuevos patrones).

Ante los atropellos del soberano mercado y la complicidad del gobierno (INCAA) solo nos queda RESISTIR y construir las formas de sostener la creación de nuestros relatos cinematográficos y audiovisuales, mantener y potenciar las producciones independientes y además crear y organizar una cadena de espacios dedicados a difundir y pensar nuestras imágenes, espacios de encuentro alrededor de una, cientas, miles de pantallas de todos los tamaños y posibilidades, en bibliotecas populares, centros culturales barriales, escuelas, en bares, en centros comunitarios, en sindicatos de base, organizaciones sociales, en nuestras propias casas… en “catacumbas” si fuera necesario –como los primeros cristianos que desafiaban a otro imperio dominante- y exigirle al estado una política de fomento a la producción independiente y de difusión de nuestras imágenes y sonidos frente a la ofensiva permanente de “tanques” del imperio que invaden las pantallas de todo el país con la complicidad de los medios –incluyo aquí las pantallas “hogareñas”- especializados o nó.

En la Comuna Cinco de esta ciudad, más precisamente en el barrio de Boedo, en un espacio social y cultural llamado Comunarte Boedo, Avda. San Juan 4052, venimos construyendo desde el año pasado un espacio de encuentro, debate y resistencia alrededor de una pantalla… y lo seguiremos haciendo, que no queden dudas al respecto.

Entregar nuestras imágenes, permitir –sin luchar- que las desaparezcan es perder, enajenar nuestra memoria y clausurar nuestro futuro como sociedad.

¡Ante una sala que cierra… abriremos miles en su lugar!

Por LUIS CRUZ para Urbanave

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