El jefe de Gobierno porteño aseguró que busca “iniciar el camino de la transformación que la Argentina necesita”. “No queremos más seguir viviendo con el agua al cuello”, enfatizó.
Como se esperaba y era un secreto a voces Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, confirmó su candidatura a presidente.
El lanzamiento fue a través de un video que colgó en sus cuentas de las redes sociales: “La presidencia tiene que ser el principio del camino de la gran transformación”, afirmó. “No se trata de ser presidente, yo quiero ser un buen presidente. Y juntos terminar con el odio e iniciar el camino de la transformación que la Argentina necesita”, dijo.
El video en cuestión fue anunciado por el propio Rodríguez Larreta mediante una foto del kilómetro cero de la Ruta 40 y el faro de Cabo Vírgenes, ubicados a 130 kilómetros de Río Gallegos, capital de Santa Cruz, donde fue en visita proselitista.
HORACIO RODRÍGUEZ LARRETA HIZO FORMAL SU CANDIDATURA A PRESIDENTE
Allí sostuvo que era“hora de animarnos a transformar el país para siempre”, lo que si tomamos en cuenta el antecedente de transformación de nuestra ciudad en sus 8 años de gestión, da un poco de escozor con solo pensar cuanto hay para rifar a capitales privados… más allá que la imagen buscaba resumir una supuesta ruta de integración de los argentinos, cosa que jamás buscó como jefe de Gobierno con los porteños, dónde siempre alentó el negocio especulativo dirigido a las clases acomodadas. Incluso su reciente defensa de la “coparticipación” -que no era tal y solo representaba el favoritismo de la ciudad en la presidencia de Mauricio Macri- demostró que nunca pensó en el daño que generaba al interior con ese asalto al reparto de los impuestos que el Gobierno Nacional coparticipa. ¿Federalismo? Te lo debo.
Asimismo, dijo que ese supuesto camino a transitar buscaba integrar “… a los argentinos, sin divisiones, con unión y diálogo”. Nuevamente, todo lo que nunca hizo en sus ocho años de gobierno, dónde solo pensó a la unión como “sometimiento o claudicación”, y al diálogo como el entendimiento de que no se le podía ni sacar una coma de sus designios. Para quien no lo hiciera así el diálogo era un cordón policial que tiraba gases y revoleaba palazos por docenas. Pasó con los bancarios, los jubilados, los docentes, los estudiantes, los médicos y los enfermeros.
“Hora 2023”, un horario que esperamos que no llegue.
Larreta se auto halagó diciendo que “Mi fuerte es laburar, laburar y laburar. Y armar equipos de trabajo para hacer que las cosas pasen pero que se mantengan en el tiempo”, porque “si los cambios no son duraderos al final no sirven para nada”. Si lo sabrá el PRO, que en solo cuatro años hizo un daño tremendo a muchas de las conquistas de los doce años de gobiernos kirchneristas… y sería tremendo que los ciudadanos reincidan en ello sabiendo que la transformación de la que hablan es precarización laboral, pauperización de salarios, jubilaciones y programas de ayuda social, quita de derechos laborales, privatizaciones digitadas en beneficio de su propio espacio social, retroceso de los derechos individuales como los referidos al aborto, la educación sexual, de las minorías, de protestar y manifestarse, a la educación superior gratuita… y muchos otros que dejan su lugar a la “mano dura”, el derecho a circular, a tratar de desprestigiar y destruir la sindicalización, a la información veraz, que solo admitiría “su” discurso único como única verdad…
LARRETA EN MEDIO DE LA FILMACIÓN DEL VIDEO EN EL KM. 0 DE LA RUTA 40.
En su recorrida proselitista por el país, Larreta se arrojó al ruedo y en esa dirección se apropió -algo que el entrenamiento macrista que ellos llaman coaching, que llevan adelante con éxito hace casi dos décadas- de la opinión de los argentinos, colocándose en una falsa posición de vocero y expreso: “en cada lugar que voy recojo lo mismo: ya cruzamos un límite, no queremos más seguir viviendo con el agua al cuello, siempre peleando, peleándonos entre nosotros”. Faltó que dijera que había hablado con Cacho, Marta o Rosa para hacer honor al proselitismo macrista.
Y aceleró afirmando que iba a hacer lo que nunca se le vio hacer en la Ciudad: “… quiero un país donde nos respetemos los unos con los otros. Un país donde igualar sea igualar para arriba. Un país donde la educación sea intocable. Un país donde se produzca en todos los rincones. Un país que sea un orgullo desde donde lo mires. Un país con sentido común, donde todos apuntemos para el mismo lado”, afirmó quien nunca igualó (todo lo contrario), quien año tras año redujo el presupuesto de educación y siempre favoreció a la educación privada, el candidato que en su gestión ejecutiva nunca hizo nada por la producción y siempre buscó el negocio financiero de los especuladores.
Y apeló finalmente al latiguillo de “vivir mejor” pero jamás explicó como iba a hacerlo. Obvio, si lo dice -como dijeron Menem y Macri- no lo votaría nadie.
Es nuestra tarea como ciudadanos descubrirlo. La Nación no se va a arreglar con veredas, metrobuses o bicisendas. El “maquillaje electoralista” puede servir para engañar a muchos en la ciudad más rica del país… pero nunca al país entero, que vive otra realidad que los conservadores foráneos no tuvieron, no tienen, ni tendrán en cuenta nunca.
Y Horacio Rodríguez Larreta, más allá de la imagen que los medios construyeron de él, es uno de ellos. No volvamos a caer de vuelta en la trampa neoliberal que tanto daño nos hizo.
FINALMENTE LARRETA APOYÓ A QUIROZ PARA LA JEFATURA DE GOBIERNO. SU ANTERIOR APOYO A LOUSTEAU PARECE QUE YA NO ES TAL