La motosierra de Milei no conoce de límites si de ciencia o cultura se trata. El gobierno no se conforma con su campaña discursiva y sus fakes desde las redes y los medios “amigos”, también va al hueso en lo que recortes en el empleo, despidos y presupuesto se refiere. Incluso lleva a cabo su política de tierra arrasada en aquellos proyectos y organismos de probada eficiencia y utilidad al bien público. Ningún gobierno, sea de derecha, centro o izquierda se animó a tamaña calamidad. Y esta vez le toco al Conicet Nordeste y toda la comunidad científica del área.
Luego de protestas callejeras en febrero para buscar una reacción… un despertar gubernamental que lo haga entender la importancia del organismo en la región, solo hubo silencio y más recortes.
Esta vez la protesta llegó de la mano de la (ahora) ex directora del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica, la prestigiosa científica Marisa Censabella. Y lo hizo nada menos que a través de su propia carta de renuncia. Allí denuncia sin pelos en la lengua la penosa experiencia que vivió desde la asunción de Milei (ocupaba el cargo desde 2022)… la falta de gestión y una constante actitud hostil para con la comunidad científica.
En la misiva Censabella relata que la Casa Rosada no abonaba los subsidios para los proyectos de investigación que tienen un recorrido en el tiempo, a la vez que premeditadamente demoraba la apertura de la convocatoria para presentar nuevas propuestas de estudio. Y advirtió que los proyectos de investigación corren riesgo y que se vienen más despidos en la Agencia Nacional de
Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, y su “asombro por la falta de conocimiento del sector” por parte de las nuevas autoridades y “su actitud sumamente hostil para con la comunidad científica”.
Censabella, quien ocupaba un puesto clave en todo el entramado de ciencia y tecnología al frente del FONCYT, el principal fondo de apoyo a la ciencia básica y aplicada que administra más de 6.000 proyectos y que sostiene actividades en el Conicet y en universidades públicas y privadas. Fueron algo más de 100 días los que Censabella trabajó en la administración libertaria, hasta que decidió dar el portazo con su carta.
Al consultarla por su labor explicó que (el FONCYT) “es un Fondo que financia a toda la investigación científica de Argentina. Acá no se trata de si entran becarios nuevos a la Administración Pública Nacional o si entran nuevos investigadores se trata de los que ya están”, aclaró por la discontinuidad en los aportes estatales. Y que dichos fondos eran usados para el mantenimiento de los laboratorios, la compra de insumos importados, la atención de animales modificados genéticamente, “todo eso no se puede pagar con el sueldo de bolsillo de un investigador y es eso lo que está en este momento en peligro”, advirtió.
Con respecto a la actitud de Milei en su relación con la ciencia, consideró que el “gobierno tiene niveles de crueldad que llevan a que todo el tiempo busque chivos expiatorios, y si de la comunidad científica se trata llamó despectivamente a sus integrantes ´ñoquis´, cuando dentro del Estado estos organismos son los que más nivel, preparación y exigencias tienen”.
Ahondando en la situación, opinó que respecto a la posición gubernamental de quitar su apoyo a todo lo que implique desarrollo y genere valor agregado (como la ciencia), “estos proyectos neoliberales apuntan a la primarización de la economía, y todo lo que sea investigación para crear y fortalecer empresas con tecnología que después sean las responsables de la sustitución de importaciones, va a ser lo primero que se va a sacar, aun cuando a veces los discursos digan que van a hacer otra cosa”.
En otro de los párrafos de su carta, Censabella denunció que “se esperan más despidos a partir del martes 26”, a pesar de que “en enero se desvinculó a 35 personas y otras 16 renunciaron por las nuevas condiciones de trabajo que no se condicen con la dinámica de productividad por metas que caracterizó a la Agencia en los últimos años”.
La búsqueda de Milei y sus funcionarios con estas nuevas cesantías estarían vinculadas con la intención del Gobierno de que la Agencia vuelva a depender de la subsecretaría de Ciencia y Tecnología, lo que podría implicar que las áreas de apoyo como comunicación, legales, sistemas y administración, dejen de existir.
En otro orden, comentó que otro de los motivos de su renuncia era que “existe una negativa muy grande y poca escucha para con los profesionales que conocemos el área y el impacto que tienen los instrumentos en la comunidad científica”. Y que el balance de sus tres meses como
funcionaria de Milei era mayormente más inclinado a la “destrucción que a la construcción de algo nuevo (…) hablaba con el secretario Alejandro Cosentino y la subsecretaria Paula Nahirñak en lo que supuestamente eran reuniones de trabajo, pero en realidad no se trabajaba (…) Era simplemente escuchar un discurso de que había que alinearse a la nueva gestión sin especificar hacia dónde íbamos”.
E inclusive que en dichas charlas había escuchado “expresiones de mucha violencia para con los becarios y de pretendidas acciones punitivas hacia personas que mandan muchos mails a las casillas de las autoridades pidiendo alguna recomposición de ingresos”.
La investigadora del CONICET aseguró que los funcionarios (actuales) “no tienen ninguna experiencia ni trayectoria en la ciencia” e hizo hincapié en que había preguntado en reiteradas oportunidades “cuál era el rumbo. Manifesté que había que transmitirlo a los investigadores, pero me decían que todavía no era el momento. La sensación es que no saben hacia dónde va el sistema científico”.
LA MISIVA ENVIADA POR CENSABELLA COMO CARTA DE RENUNCIA DONDE EXPRESA SUS CRÍTICAS A LA GESTIÓN DE MILEI RESPECTO A LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA.
