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CACEROLOS Y MAMERTOS…

El cacerolazo contra la cuarentena y el comunismo no paso de una pava...

La ya aburrida, repetitiva y cada vez menos creíble cantinela de los sectores más conservadores, se sintió muy poco y solo en algunos barrios.

Convocados desde hace una semana a través de las redes sociales con consignas que iban del “No nos van a callar” sin decir que hay que hacer callar, hasta “No queremos comunismo” (como si alguna vez fuera algo cercano a una realidad en Argentina), los barrios más acomodados (donde tiene su base electoral el PRO) de Capital y la zona norte del conurbano bonaerense, fueron el lugar dónde, aunque sea mínimamente, se sintió el desinflado y forzado cacerolazo dirigido contra el gobierno del presidente Alberto Fernández bajo la excusa de la cuarentena.

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El llamado a la agitación montado por los sectores ultraliberales que hoy militan por algo tan ridículo y descabellado como la violación de la cuarentena como si fuera una lucha por la libertad, se entremezcló al estilo “ensalada”, a la que nos tienen acostumbrados estos personajes ridículos, farandulescos, exagerados en sus “personajes” como caricaturas grotescas de las ideas más reaccionarias, y encolumnados por ello con los sectores más reaccionarios de la sociedad argentina. La mezcla de libertad para ellos y, a la vez, las críticas a la liberación de presos que, o bien habían cumplido su condena, o habían cometido delitos menores (salvo alguna excepción que es de la que se agarran siempre para justificar sus maquiavélicas acciones) muestra lo ridículo de sus reclamos de “repúblicanismo” (al que entienden como un lugar dónde los derechos son solo de ellos y cualquier acción de protesta o acción en contrario es censurable y punible). Para finalizar la ensalada, la aderezan con críticas a la cuarentena por las consecuencias que acarrea esta a la economía (el dinero de ellos por sobre la salud de los otros, como siempre), más allá que la evidencia empírica en el mundo demuestra que de no hacerse el aislamiento, las consecuencias económicas a mediano plazo serían peores que los efectos que produce mantenerlo.

Y como frutilla del postre al que podríamos llamar ridicule (si, así, en francés, como les gusta a ellos) llamaron a cacerolear bajo la consigna “… con barbijo y respetando la distancia, volvemos a las calles: no queremos comunismo”.

¿Los más fervorosos adherentes? De manual… la senadora bonaerense del PRO Felicitas Beccar Varela (quien se hizo conocer hace unos días por afirmar que “el coronavirus es una excusa para cerrar la economía, para cerrar las fronteras y para que todos los comercios e industrias fundan y una vez que funden, empiezan a estatizar”… un médico ahí diría Don Raúl); Patricia Bulrrich (que más decir de este verdadero dibujo animado de terror); periodistas como Feimann (quien por su patético ataque a la posibilidad de traer médicos cubanos fue enviado por el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, a visitar el órgano genital femenino de su hermana), Doman (¡!!) o Baby Etchecopar (sí, el fascista de bolsillo); economistas como el incendiado Alfonso Prat Gay, el peludo Milei y el pelado Boggiano (entre todos tienen menos pronósticos acertados que los apostadores del Quini 6); y en las sombras el padre de la criatura… el hilante, maléfico e impresentable Mauricio Macri, quien al igual que su amigo Magnetto en épocas de Alfonsín, no dudaría un instante en incendiar el país si es necesario para retomar el poder que se le escurrió luego de los cuatro peores años de gobierno republicano (para ser gentil) de nuestra historia desde el retorno a la democracia.

La cosa es que, más allá de las estupideces de la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien criticó al presidente Alberto Fernández por haber dicho que salir de la cuarentena implicaría la muerte de miles de argentinos, argumentando que “(el presidente) sea responsable y no asuste a la sociedad, salir de la cuarentena no es a todo o nada como hicieron con los presos (…) en vez de señalar a la oposición podríamos debatirlo en una mesa conjunta”, la sociedad argentina les dio la espalda y la convocatoria fue un fiasco, como también lo será la marcha convocada para romper la cuarentena…

Por CARLOS CRUZ para Urbanave

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