En otro orden, el presidente de Ucrania pide que se cesen los ataques a civiles y a la vez, los veintisiete le piden a la Comisión que acceda al ingreso que solicita Zelenski a la UE. En este completo empantanamiento, crecen los nubarrones que oscurecen esta tercera ronda de negociaciones.
Rusia volvió a definir sus exigencias para llevar a cabo de manera inmediata “un alto el fuego“, como primer paso para terminar ésta guerra anacrónica, solo explicada por la geopolítica de dominación de los países llamados “potencias” o “desarrollados”.
Continuando el relato de los hechos, el Kremlin ha definido este lunes, a través de su portavoz, Dimítri Peskov, que exige a Kiev la legalización de la anexión de Crimea a Rusia, realizada en 2014 tras un referéndum que Europa y EEUU rechazan, además de la independencia de las repúblicas pro-rusas del Donbás, Lugansk y Donetsk. Y, para finalizar, la reforma de la Constitución (o la confección de una nueva) con la que quede blindada la neutralidad del país, evitando su anexión a la OTAN.
Ucrania, por su parte, no se muestra muy cómodo para negociar, y buscando afianzar su capacidad de presionar a Rusia, ha pedido a Moscú que detenga los ataques contra civiles y afirma que el conflicto ya ha causado más de 1,73 millones de refugiados (según datos de la ONU). Asimismo, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, sigue pidiendo “un boicot a las exportaciones rusas” y rechaza la propuesta de Putin acerca de evacuar civiles por corredores humanitarios, porque tienen como destino Bielorrusia y Rusia.
A la vez, los países de la UE le solicitaron a la Comisión Europea que inicie el primer paso para avanzar en el proceso de adhesión de Ucrania, Moldavia y Georgia al club comunitario. El procedimiento es lento, pero iniciarlo ahora es un mensaje político claro de apoyo a Ucrania en medio del conflicto. Mientras tanto, EEUU baja el perfil a pesar de actuar activamente en la búsqueda de minar cuanto pueda la posición rusa.