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CIUDADANÍA NO HAY… PALOS, SI

El programa de Ciudadanía porteña, dependiente del Gobierno de la Ciudad, se ocupa de la población pobre e indigente de la Ciudad de Buenos Aires. A lo largo del último año, sufrió una sub-ejecución del 21 por ciento, un clásico de los gobiernos del PRO en nuestra Ciudad, algo que “exportó” en muchos casos mientras fue gobierno en la Nación.

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Esta situación no hace más que reafirmar el modus operandi de la administración de Rodríguez Larreta en lo que respecta a gasto social, Año tras año, los fondos de programas como este se subejecutan haciendo que el recorte de los fondos destinados sea efectivo y a espaldas de la Legislatura y los órganos de control de la Ciudad. Algo que se acentúa a través de la “colonización” judicial que se percibe en el ámbito porteño, lo que genera que, salvo honrosas excepciones, la justicia de la ciudad sea permeable a cualquier mamarracho del Ejecutivo y así pase desapercibido.

El tema, inexistente en el discurso de Larreta ante la legislatura en el comienzo de las sesiones, hace oídos sordos al pedido de la legisladora Claudia Neira (FT), quien insistió con su proyecto para que la Ciudad emule la Tarjeta Social y a la vez otorgue un bono a los que cobran ese programa. Algo que el Poder Ejecutivo esquiva, a pesar de las ampliaciones presupuestarias que recibió de la Legislatura a lo largo del 2019.

La subejecución: figurita repetida.

Según los propios datos oficiales, la subejecución de las partidas destinadas al programa Ciudadanía Porteña son reiterativas a lo largo de todo el Gobierno de Larreta: en 2016, alcanzó un 28 por ciento. De los 1.246 millones de pesos que constaban en el presupuesto, se utilizaron solo 898 millones. En 2017, se volvió a subejecutar, pero está vez el recorte fue del 37 por ciento, y así de los 1.890 millones presupuestados se usaron 1.192 millones. El asunto siguió en 2018 (donde ya se percibía el recrudecimiento de la crisis), tenían presupuestados 2.112 millones y usaron solamente 1.757 millones, o sea, un 17 por ciento de reducción. Ya en 2019 (en pleno pico de la crisis y con indigentes que ya no podían esconder a pesar de los esfuerzos de sus socios mediáticos), el recorte continuó y fue del 21 por ciento. De un total de 2.527 millones disponibles, usaron 1.991 millones. 

O sea que la subejecución se repite, de esta forma, en los primeros cuatro años de gobierno de Larreta, tanto en períodos económicamente más holgados (como en 2017) como en los que recrudeció la miseria y la indigencia (2018 y 2019). Ni siquiera el crecimiento exponencial de la pobreza generada por la pésima administración macrista hizo que se revean los recortes hacia los más sufrientes en la ciudad más rica del país.

La preferencia del ejecutivo pasa por arreglar veredas (que en muchos casos están en perfectas condiciones), hacer un boule-vard en una avenida, construir bicisendas o “estaciones” de bicicletas que no tienen bicicletas, o hacer metrobuses ridículos de solo un par de cuadras.
Y ni siquiera la evidencia de esto hizo que Larreta dejara de acaparar el gusto de los “vecinos” porteños. Algo para pensar la próxima vez que nos llamen “solidarios” … yo diría que cínicos o hipócritas nos caería mucho mejor.

Para este año, la Legislatura aprobó en el presupuestó un gasto de 3.811 millones de pesos para el Ciudadanía Porteña, lo que duplica el gasto real que hicieron el año pasado (donde eran 1.991 los que utilizó el Gobierno de Rodríguez Larreta).
Y otra vez nada impide que estos montos sean subejecutados, pese a los pedidos de la oposición y a pesar de que la crisis social sigue vigente.

La realidad hoy.

El programa fue creado por la Ley 1878 de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y comenzó a funcionar en noviembre de 2005.

Según los números de la Dirección General de Estadistica y Censos, de los 191 mil hogares pobres en la Ciudad, el programa de Ciudadanía porteña llega a unos 38 mil, siempre según los últimos datos del Ministerio de Desarrollo Humano. En 2016, a pesar de que la situación de la pobreza estaba más controlada y el número de pobres e indigentes era sensiblemente inferior, el programa cubría a 44 mil hogares, tomando como referencia el momento en el que Larreta asumió como jefe de Gobierno. Y la cobertura se venía achicando desde el inicio del programa en 2011, donde llegaba a 63 mil hogares.

Los criterios de otorgamiento difieren de la AUH, donde se paga por hijo y hasta los cinco hijos. Si bien no hay números oficiales de la AUH en la Ciudad, se sabe que el programa nacional llega en territorio porteño a 71.354 beneficiarios, por lo que llega a 110.345 niñas y niños. Quienes forman parte de un programa no pueden acceder al otro. Además, si una familia recibe el Ciudadanía Porteña (actualmente unos 4507 pesos en promedio) no accede al bono otorgado por el Gobierno Nacional.

Desde el ministerio de Desarrollo Humano indicaron que el pro-grama, por ley, se actualiza en forma automática por semestre en función de la canasta básica alimentaria del INDEC. “Contamos con propuestas complementarias dentro de este mismo programa para acompañar a las familias que más lo necesiten, como la Red Primeros Meses, que acompañan a mujeres embarazadas y madres de niños de hasta 1 año, y Estudiar es Trabajar, que está dirigido a personas de 18 a 40 años que asisten regularmente a un establecimiento educativo en cualquiera de sus niveles. El Ticket Social es un instrumento que funciona principalmente como una primera etapa de acercamiento para aquellos que, finalmente, reciben comienzan a recibir el subsidio de Ciudadanía porteña”, nos aseguraron.

Pero la implementación del Ticket Social, no obstante, es sumamente particular. A través del programa se provee una asistencia básica de 1100 pesos. Y se pueden agregar otros 550 extras si se prueba que existe riesgo nutricional. A pesar del recrudecimiento de la crisis a partir de 2018 (y en especial en 2019) la caída de beneficiarios es permanente. Según la información remitida por el Gobierno porteño a la Defensoría General de la Ciudad: en 2009, eran 70.022 los beneficiarios del plan, y en el año 2018 -último dato que se haya disponible-, cayeron a 4.874. Si a la vez observamos que el Ciudadanía Porteña llega a un universo de beneficiarios menor y aumenta la cantidad de hogares pobres, la ecuación evidentemente es nefasta.

Según datos del INDEC del tercer trimestre de 2019, los 191 mil hogares pobres de la Ciudad se traducen en 595 mil personas bajo la línea de pobreza y 169 mil bajo la línea de indigencia. El programa “Ciudadanía Porteña con todo Derecho” llega a un universo mucho menor. Según señaló el Ministerio de Desarrollo Humano a este diario, alcanza a 38.401 hogares que, a su vez, representan a 101.673 personas, menos del 15% de los que están debajo de la línea de pobreza. Con los beneficiarios de la AUH (110.345 niñas y niños) se cubriría otro 15%. El otro 70% se las arregla como puede, sin ayuda de ningún tipo. Algo hay que hacer urgente para atender esta verdadera catástrofe social y, a pesar del esfuerzo desde la asunción de Alberto Fernández en este sentido, hay que apurar el paso porque el sabor aún es a poco y no es cuestión de derrochar el crédito social.

La antes mencionada legisladora Claudia Neira junto a María Rosa Muños, vienen insistiendo con un proyecto de ley para impulsar un aumento en el programa que emule a la Tarjeta Social a nivel nacional. Pero el Gobierno de Larreta no tiene previsto ese incremento. “Estamos solicitando que, de la misma manera que el Gobierno nacional hará un esfuerzo para acompañar a los porteños y porteñas entregando más de 40 mil Tarjetas Alimentar a los beneficiarios de la AUH, el Gobierno Porteño también otorgue un refuerzo alimentario a las familias que perciben el programa Ciudadanía Porteña”, indicó Claudia Neira ante una requisitoria de Página12.  

Y agregó: “El presupuesto asignado este año para Ciudadanía Porteña duplica el crédito que el Gobierno porteño ejecutó en el 2019. Con la entrega de las Tarjetas Alimentar, el Estado nacional no solo se está ocupando de los miles de porteños y porteñas que están por debajo de la línea de pobreza, sino que está preocupado en sumar cursos para capacitación nutricional a las familias e integrar a la red a los comercios de la Ciudad para ayudar a motorizar la economía, mientras Larreta mira para otro lado”.

Para culminar, la legisladora remarcó que “La Ciudad tiene que hacer su propia contribución a las iniciativas contra el hambre que ha tomado el Gobierno nacional y, como dijo el presidente Alberto Fernández, comenzar por los últimos para poder llegar después a todos”.

Desde el Ministerio de Desarrollo Humano, advirtieron que solo tienen 

pensado cumplir con lo que manda la ley, de 2005. No hay refuerzo alguno en estudio para aumentar los montos de los programas sociales. Mientras los porteños nos entretenemos con el Coronavirus, la crisis de Venezuela o la noticia policial que se encuentre de moda. ¿Hasta cuándo? 

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