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Desguace de la cultura: Cuándo la cuestión tan solo es reprimir y embrutecer.

POR JULIO ALBORNOZ

En la puerta del cine Gaumont -Espacio Incaa km 0- la Policía de la Ciudad atacó a los sectores relacionados a la cultura, quienes junto a estudiantes manifestaban ante la pretensión gubernamental de destruir al Incaa.

Eran algo más de las seis de la tarde en el Congreso, curiosamente a escasos metros de donde se iba a rechazar en pocas horas más, en la Cámara de Senadores, el fatídico DNU de Milei, y la pacífica marcha protestaba a las puertas del cine Gaumont por otro tema crucial: el pretendido desguace oficial del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). La tupida manifestación en la que se mezclaban ciudadanos preocupados por el avance del ejecutivo de Milei contra la cultura del país, actores, directores y personalidades relacionadas al cine nacional, junto a estudiantes del ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica, la escuela de cine del Instituto), se vio sorprendida ante la violenta irrupción policial en momentos en los que reinaba la más absoluta calma.

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EL LEÓN ARGENTINO

Pertrechados como para ir a la guerra, el salvaje dispositivo represivo montado, incluía motos, gases lacrimógenos, aerosoles de gas pimienta, y decenas de efectivos munidos de escudos y palos, todo montado para arremeter contra los manifestantes tan solo para amedrentar a futuras marchas y mostrar estar dispuestos a cualquier tipo de violencia contra los ciudadanos que muestren algún tipo de disconformidad.

Además, hubo al menos tres detenidos y varias personas debieron ser atendidas por los efectos de los gases o los palos policiales. Los detenidos fueron Nicolás Carnevale, director y productor de cine; Nicolás Mayorga, integrante de la asamblea de San Martín; y Mario de Almeida, militante del Frente de Izquierda.

¿La excusa para desplegar toda esta violencia? La estúpida orden de “limpiar” el lugar, desalojar la calle, algo que llevaron a cabo los energúmenos uniformados, obligando con violencia a subir a la gente a las veredas -como dijimos… artistas, trabajadores, estudiantes, militantes de partidos políticos u organizaciones sociales, o tan solo amantes del cine indignados por el atropello oficial-cinéfilos de toda edad- para luego agredirlos sin razón alguna con golpes de escudo, empellones, gas pimienta y trompadas hacia quienes hasta entonces manifestaban pacíficamente. 

Todo fue al gusto de Milei, Bulrich y Jorge Macri: represión, gases lacrimógenos, gas pimienta, palos al azar, detenidos y hasta un ciclista atropellado por un conductor que buscaba darse a la fuga. Si total los medios afines harían su tarea… criminalizar a la protesta y a sus integrantes.

Así, aunque la violencia claramente se inició desde las fuerzas de seguridad, el Jefe de Gobierno Jorge Macri destacaba que había dos policías habían sido heridos en el pómulo, y que los detenidos iban a ser denunciados por esas y otras agresiones.

Y dijo que “… en ninguna parte del mundo te podés llevar puesto a un policía, ninguno de nosotros se animaría a hacerlo en Francia o Estados Unidos”. Lo que no dijo, es que en ninguno de esos sitios la policía reprimiría de esa forma, y de hacerlo, sufriría graves consecuencias en todos los escalones: desde los responsables políticos y las cúpulas policiales, hasta los jefes del operativo y los efectivos desplegados en el operativo.

Para desgracia del oficialismo, todo el andamiaje de mentiras acostumbradas que había montado, se cayó como un castillo de naipes debido a la presencia de un actor del prestigio, la importancia e imagen intachable como lo es Leonardo Sbaraglia, quien con sus palabras sepultó la falaz versión oficial: “Me sumo como un ciudadano más al que le encanta el cine argentino y quiere que sigan existiendo estas películas”, señaló a C5N frente a todos los periodistas presentes. Y continuó el relato: “Yo estaba acá, no había ningún problema ni ninguna violencia y de repente llegó la policía y nos volvió a poner en la vereda. Tiraron gases, hacen un operativo como si estuviéramos cargados con fusiles, no tenemos nada”. Y como para terminar de lapidar las razones de la medida oficial y la represión montada, concluyó: “Esta gente se está manifestando en defensa del cine argentino frente a un lugar emblemático, donde se estrenan películas que no se pueden estrenar en otro lado, donde se defiende un cine que el mercado de las exhibidoras y las distribuidores no defienden un cine que con todos estos recortes probablemente no pueda existir más. El Presidente tendría que estar orgulloso del cine que tenemos en nuestro país. Es una industria pujante, potente, respetada en todo el mundo. Acá la discusión ni siquiera es cultural, están dejando morir una industria que funciona muy bien. Es parte de nuestra bandera”. Telón.

Son necesarios muchos Sbaraglias para dar vuelta una realidad nefasta como la que este gobierno nos está haciendo vivir… esperemos que se vayan sumando rápidamente.

LA MARCHA.

La movilización fue convocada por el colectivo Unidxs por la Cultura y la Asociación de Trabajadores del Estado luego de conocerse las resoluciones dictadas por Carlos Pirovano, presidente designado al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, un personaje que no tiene la menor idea sobre lo que representa el Incaa, ni ningún vínculo o conocimiento del mundo de la creación audiovisual en la Argentina. Es tan solo alguien que proviene -como no podría ser de otra manera viniendo de Milei y Caputo- del mundo de las finanzas.

Poco le interesa, como a sus patrones, esta actividad que no solo genera 700 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos, sino que además conforma un colectivo creativo respetado y premiado en todo el mundo. El Incaa depende de la Secretaría de Cultura, bajo la órbita del   de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello.

Además de múltiples recortes, el cierre de sedes de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica y las plataformas Cine.ar y Cine.ar Play, la desfinanciación del Fondo de Fomento, y la cancelación de aportes a los festivales de cine (el Festival de Mar del Plata es el único “Clase A” de Latinoamérica), las intenciones de Pirovano incluyen la firme intención de cerrar y privatizar el centenario Cine Gaumont; por ello, el edificio de Avenida Rivadavia 1635 fue el sitio elegido para la manifestación, una de tantas que viene sosteniendo el mundo de la cultura desde la asunción de un Gobierno decidido a arrasar con múltiples organismos dedicados a fomentar y difundir ese quehacer argentino. Además del encuentro en Congreso, hubo réplicas del mismo tenor en Jujuy, Rosario y Córdoba.

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