Política, ecología, cultura y economía...
Noticias

PRESENTES Y FUTUROS DE NUESTRO CINE

Hace unas semanas busco en un periódico, mientras desayuno con mi hermano Roque en un bar de Boedo, los estrenos cinematográficos en el “complejo” del Cine Gaumont, donde se “concentran” la casi totalidad de los estrenos nacionales –expulsados del circuito de salas comerciales, en manos de “no-nacionales” o en términos más “económicos”: del Mr Mercado-, y me “desayuno” –en ayunas- de la “noticia” del cierre provisorio del mencionado complejo de salas.

Otras noticias...

Milei & Cía desmembrando la cultura…

Desguace de la cultura: Cuándo la cuestión tan…

SIN RECURSOS, AGONIZA NUESTRA CULTURA: POR UN…

El Gaumont pasado por varios “cierres” provisorios, con distintas excusas (“refacciones” o “puestas en valor” –como solían pro-nunciar en tiempos del nefastomacrismo) y podríamos extendernos largamente acerca de las “virtudes & defectos” de dicho complejo de salas…pero lo dejo en pausa para otra oportunidad.

Cambiamos los vientos y hoy estamos otros…nosotros, que pensamos –suponemos- ideas diferentes acerca de nuestro CINE, nuestras imágenes y voces, nuestras propias historias, memorias, relatos y sueños.

La mafia que se había apoderado del INCAA durante estos pasados cuatro siglos…perdón años, se fugó de los espacios que frecuentaba y “rapiñaba” (convengamos que no fue la única mafia que desembarcó en estas playas, pero ese es otro tema).

¿Y ahora qué?

¿Qué políticas esperamos para NUESTRO CINE?

¿Cómo se piensa el estado nacional en este territorio –en constante disputa-, cómo piensa su protagonismo en medio de la presente realidad –similar o equivalente a todas las otras realidades “en desgracia”-

Cuota de pantalla, déficit absoluto de salas para exponer nuestras películas, desaparición de salas cinematográficas en los barrios, federalización de nuestra producción cinematográfico-audiovisual, serios problemas de distribución y exhibición –en síntesis, dónde y como vemos y oímos nuestras películas-, industria o qué…

Nos preguntamos acerca de quienes tomarán las “decisiones” en este tema y si somos conscientes como sociedad de estas realidades.

Seguirá –como hasta ahora- todo en manos del “mercado” –o sea de unos pocos- o tendremos algo para “decir”, y no solo “decir”, en todo este asunto, nosotros los espectadores, los realizadores, técnicos, actores y actrices, productores y productoras independientes, escuelas, docentes, universidades, cine clubes, espacios culturales comunitarios, colectivos de cine de base, alumnos, críticos y cronistas cinematográficos, medios de comunicación comunitarios, protagonistas de una auténtica cultura popular y todos los etcéteras imaginables?

(Pregunta-propuesta-convocatoria)

No se asusten por los “tonos” de esta “payada” automática y en prosa, es que amo con pasión el CINE y NUESTRO CINE…

Quiero “cerrar” –provisoriamente- estas reflexiones con un texto, una mirada, un análisis, compartido en las redes, de un realizador cinematográfico amigo, HERNÁN GAFFET, publicado el mes pasado.

¡Gracias Hernán…un lujo!

EL CINE ARGENTINO Y NUESTRO MERCADO

La mayor riqueza de nuestro cine es su diversidad formal y temática. Esa diversidad se da por un perfil virtuoso de nuestra ley de Cine: es una ley democrática, amplia en su fomento a la producción. Por eso se filma mucho y de ese volumen de producción surge esa diversidad.

Hace un tiempo que la cantidad de películas excede las posibilidades del mercado local. Se dice “el mercado no resiste tal cantidad de películas”. Si se trata de “el mercado”, puede ser, pero si hablamos de “nuestro mercado” la cosa cambia. Si es nuestro podríamos evitar que un solo título hollywoodense se estrene en más del 80% de las salas del país, tal como viene ocurriendo. Podemos evitarlo de la misma forma en que los EEUU lo evitaría en su territorio con una película de cualquier nacionalidad. Ergo, nuestro mercado es chico si lo regalamos. Hoy es chico si permitimos acciones monopólicas y si no hacemos cumplir la cuota de pantalla, la ley. Se achicará aún más si el dinero que se cobre a las plataformas no se invierte en ampliar y optimizar el circuito de Espacios INCAA, en la publicidad de los estrenos, y si no se invierte en el estudio y construcción de públicos. Esto último podrá hacerse de la mejor manera con la postergada Cinemateca Nacional.

“Filma cualquiera, algunas películas son muy malas”, afirman algunos desinformados. Desconocen u olvidan que el porcentaje de películas logradas y fallidas en nuestro cine es parejo al de muchas cinematografías que su percepción pondera como mejores. Esa percepción se construye a partir de que el cine de otros países que llega a nuestro mercado es fruto de una selección de calidad y atractivos comerciales, es decir, nos llega “lo mejor”, cuando el cine nacional circula, aunque mal, en su totalidad.
Primero hagamos funcionar al mercado como nuestro, eso ampliará espacios de exhibición e impondrá reglas más justas, luego valoremos el tener un cine de miradas diversas e ideas propias y luego debatamos la cantidad de películas.

En la era digital el carro sigue atrás de los caballos y la diversidad cultural, como declaró la UNESCO, sigue siendo “un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana”.

Por LUIS CRUZ para Urbanave

 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.