
Se hizo luego de haber sido vandalizado hace un mes, y se realizó su restauración en concordancia con el día de los derechos humanos.
Este pasado sábado 10 de diciembre, en oportunidad de conmemorar el “Día de los Derechos Humanos”, un grupo de militantes del Parque de la Estación, a pesar de la temperatura insoportable y un sol abrasador que pegaba realmente muy fuerte, en la esquina de Perón y Anchorena, se juntaron para restaurar el mural había sido dañado por vándalos anónimos hace algo menos de un mes.
Portando pinceles, pinceletas y brochas, en escaleras más que improvisadas y con el uso de pinturas de todos los colores imaginables, pero más que nada la convicción que porta el militante que se propone modificar la realidad, que no siempre es justa, trabajaron durante horas para borrar los daños que las bestias del odio habían infligido a los “pañuelos de las madres” y la “Bandera wiphala de los pueblos originarios”.
Desde las mesas de trabajo y las comisiones conformadas para gestionar y controlar este logro de la militancia que es “El Parque de la Estación”, pese a muchas contrariedades que genera la burocracia, falta de recursos y de un presupuesto claro, y las trabas burocráticas que le imponen las autoridades locales, en parte buscando no dar (como la ley lo marca) el presupuesto que corresponde y la construcción del llamado “sector sur” del Parque, sobre la calle Bartolomé Mitre, el que aún está pendiente y sin certezas de la fecha de su realización.
De igual manera, los vecinos del Parque piden mayor presencia policial, tanto por la seguridad de los vecinos como por el cuidado del patrimonio del parque. Y por último, la habilitación total del Gran Galpón Cultural, artístico y deportivo, asegurando que su uso no sea para emprendimientos privados, sino que sus instalaciones se utilicen para beneficio de las escuelas del barrio, los centros culturales, y los vecinos en general.