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Russo salió del ostracismo y nos regaló una dosis de paranoia libertaria: “Intereses de los laboratorios y los medios nos presionan por la vacuna contra el dengue”.

Por EMANUEL GIMÉNEZ

“La casta y los laboratorios piden la vacuna”, expresó. Y agregó que pretenden un Estado que funcione como un gran comprador de dosis. Después nos regaló un manojo de excusas y definiciones pueriles. “Sin mosquito no hay dengue”, nos regaló de yapa.

El tipo en medio de la epidemia de dengue más cruda que se recuerde, siendo ministro de salud jamás apareció para aclarar nada: como se contagia, que medidas de prevención se tomaban para mejorar la situación, cómo iba a operar el sistema de salud para atender a los enfermos, las medidas extraordinarias (como la epidemia) que se tomarían… nada. Absolutamente nada. Es más… nadie le conocía siquiera la jeta y la sensación era claramente que el ejecutivo de Milei no hacía ni haría nada ni para combatir al mosquito, ni para paliar los efectos del dengue, ni siquiera para comunicarle a la población que hacer. En medio de la epidemia más importante que le tocó enfrentar: con 180.000 contagiados y 129 argentinos fallecidos, el ministro no existía… y el presidente tampoco. Adorni hablaba del CCK pero de dengue nada. ¿Quién sabe? Quizás su negacionismo los hacía creer que si no hablaban la epidemia dejaría de estar en las redes. Y si no está en redes, para el libertario modelo Argentina 2024… entonces no existe.

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Pero volvamos al ministro.

– ¿Y Russo? -le pregunté a mi hijo treintañero hace unos días.

– ¿Cuál? ¿Verea… Zielinski, o Rodríguez?, -contestó mostrando su costado futbolero.

– Sofovich se murió hace años, Carlos -me dijo socarrona mi mujer…

– No, no, no… el ministro de salud -les contesté ya contrariado.

– ¿Ministro de que país es ese? -intervino mi hijo menor.

A esa altura ya me había empezado a temblar levemente el ojo derecho, mientras trataba de inventar una sonrisa que apenas se notaba en mi boca… -De Argentina paparulos, ¿no conocen al ministro de Salud? -dije elevando la voz.

La contestación llegó al unísono: -¿vos le viste la jeta… cómo es? ¿Salió en algún lado? ¿Qué dice del dengue? ¿Van a vacunar… están fumigando… van a hacer una campaña informativa? ¿Dónde se pueden ver sus opiniones?

Acorralado… algo avergonzado me di vuelta y caminando a la puerta solo dije que me iba al bar a tomar un café. ¿Y saben qué? Me vine a la redacción a escribir esta nota. Aunque ya sea de noche.

¿Paranoia sin límites o tan solo chamuyo berreta?

Los libertarios muchas veces desorientan. Se sabe que vienen a hacer negocios, basta ver a Caputo o Bullrich para tenerlo bien claro. También se sabe que Jorge Macri es lo mejor que podría esperar la banda de Milei con la batuta en la ciudad de Buenos Aires. Pero también uno ve los discursos encendidos casi hasta en un tono hitleriano por su fanatismo, su expresividad y esa negación implícita de que pueda existir otra opción a la que plantean… y piensa que muchas acciones son obra de esa insana y cruel manera de gobernar. Esa forma de negar que pueda haber un costado social en las cosas… de grupo, de sociedad, de que hay una nación y hay personas que están encima de lo personal. O escucha al presidente hablar con su perro muerto… y muchos no comprendemos de dónde salió esta locura. Incluso son cada vez más los que están arrepentidos (y muchas veces hasta avergonzados) de su elección. Y otros tantos solo mantienen la defensa por su desprecio… su odio visceral a lo popular, pero saben que todo esto es una mierda. Y el bolsillo -cuando no la panza haciendo ruidos que hace tiempo no sentían, qué cuándo estaban los que no nombran no existían- les pregunta a cada rato hasta cuándo se puede mantener esa defensa sin caer en la categorización de idiota fanatizado u odiador compulsivo y autodestructivo.

Y que un ministro que no apareció jamás a explicar, hablar, transmitir tranquilidad, contar los planes a desarrollar o explicar los ya ejecutados… todo en medio de una epidemia, salga a echar culpas al voleo y no hacerse cargo de absolutamente nada, es muy fuerte. Uno se siente un idiota de verdad. Y este fue el caso del hasta ahora ignoto Russo (que no es Sofovich… ni el hijo), el ministro sin rostro y sin palabra. Un ciego, sordo y mudo que se supone nos va a proteger del dengue. ¿O no? Veamos que dijo en TN.

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“La ciencia no tiene el apuro ni los tiempos de los laboratorios, la prensa o la casta. El presidente nos dijo que decidamos nuestras acciones en base a evidencia científica pero serán los gobernadores y los intendentes quienes llevarán adelante la faz operativa de la campaña contra el dengue” aseguró Don Mario en TN.

El titular de la cartera de Salud agregó: “Nosotros no nos corremos del problema pero la atención primaria no es nuestra función específica”. “El gobierno anterior, apoyado por muchos infectólogos y la payasa Filomena, convirtieron al Estado en un supermercado que compraba vacunas para luego distribuirlas. Nosotros vinimos a romper ese statu quo”, chicaneó.

Al contestar las críticas vertidas por el gobernador de la provincia de Buenos Aires sobre su gestión, retrucó: “Kicillof es la casta. Es todo lo que vinimos a cambiar. Hemos habilitado el puerta a puerta para que la gente común o los comerciantes puedan comprar repelentes fuera del país, que traten de importarlo. El ministro de Economía Luis Caputo levantó todas las barreras para que esto ocurra”.

La vacuna contra el dengue tendrá que esperar

 

Sin vacunas.

“Por el momento, no vamos a incluir la vacuna contra el dengue en el calendario anual. De hecho, casi ningún país lo hace. Se trata de estudios que han superado la fase tres y están ingresando en la fase cuatro. Es decir, estamos en el momento de la fármaco vigilancia para ver cómo evolucionan los inoculados”.

Mario Russo se refirió a las distintas geografías donde se intenta inmunizar a distintos grupos de forma experimental.

“En Brasil, se las aplican a los más jóvenes. En la provincia de Salta, escogieron el rango etario de 20 a 39 años. En la provincia de Misiones, hasta los 60 años. Todo está en etapa aún de experimentación”.

Dato mata relato: es la peor epidemia de dengue en Argentina

El propio Ministerio de Salud de la Nación reconoció que en los últimos meses se han registrado casi 200.000 casos de dengue en Argentina.

Pero, como al menos dos terceras partes de los infectados no presentan síntomas, posiblemente estemos ya muy por encima del medio millón.

El 90% de los pacientes registrados se contagiaron con insectos autóctonos, 7% permanece en investigación y apenas 3% son importados.

Sin embargo, Mario Russo vislumbra de manera paranoica que la difusión de un brote que ya dejó más de 160 muertos se relaciona con una campaña de laboratorios y prensa para que la Casa Rosada compre vacunas.

Como informara hoy Urgente24.com, los canales tienen al mosquito como monotema porque los rating de los canales se han disparado debido a que la población de Argentina está aterrada frente a este tema. Ni siquiera consigue repelentes para defenderse.

“El proceso patológico de la paranoia utiliza el mecanismo de la proyección para resolver conflictos surgidos solamente en la vida psíquica”, dijo, hace más de un siglo un tal Sigmund Freud en su obra “Tótem y tabúes”.

Récord de casos de dengue

 

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