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Ya se sabe que los mil seiscientos barbijos que compró el gobierno de la Ciudad se habían vencido hace cuatro años.

AL FINAL, APARTE DE CAROS SON... TRUCHOS.

Fuentes consultadas de la empresa 3M señalaron que fueron fabricados en 2013 y tenían una vida útil de tres años. La firma Green Salud fue allanada por grandes sobreprecios y está siendo objeto de investigación judicial.

El escándalo que hace unos días atrás por la compra de 1.600 barbijos por parte del Gobierno de la Ciudad con visibles sobreprecios a la empresa Green Salud, creada “a la medida” en octubre de 2019 y sin ningún tipo de antecedente en el rubro, acaba de tomar ribetes grotescos y una dimensión inesperada a pesar de los intentos de parte de la prensa por minimizarlo. 

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Resulta que solo es una afano el precio que pretendía pagar el Gobierno de la Ciudad, sino que además… ¡LOS BARBIJOS ESTABAN VENCIDOS DESDE MAYO DE 2016! Esto está confirmado por la propia empresa fabricante, la multinacional 3M, quien al enterarse del problema se puso a averiguar los detalles de la maniobra (para que no quede ninguna duda que no tenía que ver en la maniobra) y terminó descubriendo que la partida en cuestión, del modelo nominado como 8577, correspondía a barbijos que fueron fabricados en mayo de 2013 y no pueden ser utilizados. Además, según dejaron trascender fuentes de la empresa, se comunicaron con el Ejecutivo Porteño a quienes le aconsejaron que no utilizara los elementos en cuestión, ya que la vida útil de los mismos era de tres años, por lo que estaban vencidos desde hace casi cuatro años. Además, 3M se desentendió de la venta de los barbijos, afirmando que Green Salud (la empresa de Sáenz Valiente, hombre de Clarín, y con negocios asociado a Rodrigo Miguel, hermano de Felipe, Jefe de Gabinete de Rodríguez Larreta) no es ni fue nunca cliente suyo, dando por entendido con esta desmentida, que la empresa de Sáenz Valiente compró los barbijos a un intermediario. La compra de los barbijos a tres mil pesos por unidad (una conocida prepaga compro los mismos -pero sin estar vencidos- a $850) salió a la luz por una denuncia del Observatorio de la Ciudad, lo que ante la magnitud del escándalo (ni el blindaje mediático con el que goza el Gobierno de Rodríguez Larreta lo pudo frenar) generó la renuncia de un subalterno de Miguel, Nicolás Montovio, que funcionó como fusible para acallar las denuncias y salvar la cabeza de Miguel, hombre del riñón de Larreta. La nueva crisis, ahonda el problema, poniendo en jaque nuevamente al Jefe de Gabinete. Como perla, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta aceptó la renuncia de Montovio y ordenó realizar una “investigación interna” (que obviamente no llevará a otro lado que no sea el archivo… y el olvido) para “garantizar que no hubo perjuicios económicos contra el Estado”, en vez de presentarse como querellante por esta verdadera estafa.

Se supo además que los polémicos (e incomodos a esta hora) barbijos están en este momento en un predio perteneciente al Ministerio de Salud, ubicado en Monasterio 480, lugar que fue allanado hace pocos días por pedido del fiscal Maximiliano Vence. Son unas 160 cajas de diez unidades cada una.

Para peor, Green Salud debutó (literalmente) con la venta de los cuestionados barbijos a la Ciudad. No registraba ventas anteriores, ni tampoco figuran en compras o licitaciones previas con el gobierno bonaerense ni el nacional. La desfachatez de este personaje (Sáenz Valiente) es tal, que aprovechó la pandemia de Coronavirus y las urgencias que genera un tema como este, para vender más caro, Y, además, entregando productos vencidos hace cuatro años. En mi barrio eso tiene un nombre feo, que hace alusión a la progenitora del hacedor del curro…

La extraña composición de la empresa vendedora (está a nombre del abogado Ignacio Sáenz Valiente y de una empleada administrativa, Laura Jumerosky, que aparece en otra docena de empresas creadas por ambos como “Green Digital Services”, “Green Cocktails & Dreams Sa” y “Green Import & Export SA”, entre otras) no hace más que mostrar una pintura del perfil empresario de su propietario, quien es conocido por su gusto por las motos norteamericanas (Harley Davidson) y su facilidad para trasladarse en aviones privados.

Llamativamente, luego del escándalo, la empresa de Sáenz Valiente ofreció donar los barbijos a la Ciudad, los mismos que quería vender a $3000. La firma también quiere rescindir el contrato cuanto antes. Sáenz Valiente no es justamente tonto… es abogado y sabe que el caso es muy difícil de defender en la justicia. Total, ya como es costumbre, Mr. Green va a tener revancha. Estos tipos nunca pierden el partido… a lo sumo un tiempo.

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