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Causa afiches contra Cristina Kirchner: la justicia porteña embarra la cancha

por JULIO ALBORNOZ

El allanamiento armado para ensuciar y desviar la investigación sobre la autoría de los carteles que tildaban a Cristina Kirchner de asesina.

El fiscal Mauro Tereszco realizó un allanamiento a la vivienda de Darío Méndez, el dueño del galpón desde el cual salieron los fijadores que pegaron los afiches. Con ello, se busca no tan solo desviar la pesquisa, sino que se intenta también dar vuelta la historia y vincular al peronismo con la pegatina de afiches que agraviaban a la vicepresidenta argentina.

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Darío Méndez, dueño del galpón desde el cual salieron los fijadores que pegaron los afiches, está ciertamente muy lejos del papel central que Tereszco busca colgarle. “Es el que encargó los carteles”, le endilgan desde el Ministerio Público de la Ciudad.

Lo cierto, es que Méndez -más bien vinculado con el macrismo- ya había declarado luego de presentarse a la Policía de la Ciudad, donde había afirmado que los carteles habían sido impresos en Lanús (los pagos de Grindetti) y que un encargado de la imprenta, Francisco Serrano, sólo lo contrató para pegar los afiches.

Pero también Méndez, sin presentar prueba alguna, afirmó que la operación se hizo por pedido de un publicista del Frente de Todos.

La realidad es que la investigación más avanzada y sólida (que está en la justicia nacional de la Ciudad de Buenos Aires) es la que lleva adelante el juez Manuel de Campos junto al fiscal Leonel Gómez Barbella, ante quien ya declaró el dueño de la imprenta de Lanús, que a pesar de haber admitido que los carteles se imprimieron ahí, dijo ignorar hasta ahora el hecho y culpó a Serrano por haber triado el pedido. Por esto, el juez ordenó su detención y el jerárquico anunció que hoy se presentará a la justicia.

En síntesis, la historia que trata de armar la justicia porteña es todo lo contrario a lo que realmente sucedió. El Ministerio Público Fiscal de CABA sostiene que Méndez es el que encargó los carteles y que en el allanamiento encontraron una camioneta ploteada con las caras de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, el gobernador Axel Kicillof, y su vice, Verónica Magario, junto a restos de los carteles contra Cristina. O sea, se busca vincular los afiches con el peronismo. El problema de esta hipótesis un tanto naif, es que cualquiera que conozca el negocio de la pegatina de afiches, sabe que se pegan carteles para todas las fuerzas políticas, además de otros de presentaciones de artistas o eventos y promociones de músicos o películas. De manera que no es algo inusual encontrar elementos publicitarios de todo tipo y color.

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La verdadera historia está en el hilo del que tira la justicia ordinaria de Buenos Aires, lejana al dominio casi absoluto con el que antes Macri y hoy Larreta manejan en la ciudad a su Poder Judicial. El dueño de la imprenta Viagraphic, Julio César Franchino, ya admitió ante el fiscal Gómez Barbella que los carteles se imprimieron en su empresa y que el que trajo el pedido fue un empleado jerárquico, Serrano. Franchino aportó como prueba los mails en los que queda claro que Serrano formuló el encargo.  Por esto, el juez criminal nacional De Campos ordenó la detención de Serrano, que, como ya dijimos, se presentaría hoy. Pero todo indica que los carteles se imprimieron y pegaron por pedido de un publicista del macrismo, Valentin Bueno, en cuya empresa trabajó Serrano hasta el año pasado. Esta hipótesis la presentó Albistur, que es denunciante en la causa y antes había sido sindicado por Serrano como quien había hecho el encargo, denuncia de la que no aportó prueba alguna.

Lo que hasta ahora hay en firme es que:

  • Los carteles se imprimieron en Viagraphic de Lanús. Se retiraron el sábado 26 de marzo.
  • El pedido fue realizado por Francisco Serrano, capataz de la imprenta, quien además buscaba clientes para hacer trabajos.
  • Serrano trabajó para LatCom, la empresa del publicista macrista Bueno. Durante el gobierno de Mauricio Macri, con la firma de Marcos Peña, se le asignaron a Bueno una cantidad inusitada de campañas de carteles en la vía pública.

Más allá de la nueva declaración de Serrano, lo que tendrá mayor peso serán las pruebas, entre las que aún varias están pendientes: ¿cómo y quién entregó el original del afiche a la imprenta? ¿Qué comunicaciones, por celular y por mensajes, faltan salir a la luz para saber de manera fehaciente cómo se pactó el trabajo y quién lo pagó? Al saberse esto, se sabrá quién estaba detrás de toda está operación de política basura, aunque si es por antecedentes, no hay que ser muy sagaz para saberlo. El olor que emana y la huella es bastante conocida…

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