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El Pac-Man de Rodríguez Larreta amenaza comerse a sus propios votantes.

por CARLOS CRUZ

Referentes vecinales, legisladores y particulares de la zona, muchos votantes del oficialismo, cuestionan fuertemente las obras que emprende el Gobierno de la Ciudad en la Avenida del Libertador. Quienes viven allí critican el trazado, la quita de lugares de estacionamiento y los peligros que vivencian desde el inicio de las obras. Las asociaciones y vecinos agregan que es muy cuestionable el costo beneficio de una obra cara que no ofrece solución a ninguno de los problemas que se supone generaron el proyecto. Asimismo, reclaman más subte como solución a los problemas de movilidad. Mientras, Larreta se debate entre el viejo sueño de la metrocleta y la realidad del pac-man…

Como la mayoría de las obras encaradas por el Gobierno de la Ciudad, que suelen tener una visión de generación de negocios para constructores y desarrolladores, la anunciada con bombos y platillos “transformación” de la Avenida del Libertador, amenaza a ser una nueva polémica urbana de un gobierno que se caracteriza por desoír no solo a los colegios de arquitectos o la opinión pública en general, sino que también lo hace de existir rechazo entre los porteños que moran cerca de dichas obras. La escribanía de la que nadie habla y que es la Legislatura Porteña, junto a un Poder Judicial que casi en su mayoría (salvo contadas excepciones) le responde ciegamente, hacen posible que hoy, Horacio Rodríguez Larreta pueda aprobar y hacer lo que le venga en ganas…

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El asunto es que esta vez se trata del corazón de sus votantes, por lo que andará con pies de plomo para llevar adelante el ya cuestionado proyecto. Porque el anuncio de la construcción de una gran ciclovía de 11 kilómetros sobre todo el recorrido de la avenida Del Libertador, desde el partido bonaerense de Vicente López hasta Retiro, ya se encuentra cargado de detractores, no solo opositores, sino asociaciones de vecinos de la zona. Todos ellos apuntan a que con esta costosa obra no solo “no habrá solución a los problemas de transporte, más bien lo contrario” -al decir de un vecino- y además interrumpirá la salida y entrada de automóviles en una zona en que todos los edificios tienen garages poblados de ellos. Para peor, a todos les parece un derroche del dinero público por el alto costo de la obra.

Mientras una de las mayores demandas en materia de transporte de los porteños es la ampliación de la red de subterráneos, Larreta despilfarra $1195 millones en hacer “bicisendas” y carriles de colectivos.

Mientras arreciaban las críticas, el Jefe de Gobierno acompañado de su gabinete, presentaba el nuevo corredor bajo la imagen modernizadora (o por lo menos que parezca tal) de que será la primera “calle compartida” de la ciudad. Y llama “amigable” a un diseño en el que peatones, ciclistas, pasajeros de transporte público y conductores de vehículos tengan un lugar dónde transitar. Algo que puede resultar en una calle de San Telmo, Retiro o Barracas, pero no en una de las vías de salida y entrada de la ciudad que a la vez ostenta un caudal de vehículos importante que se agrega a los que ya vienen o van desde o hacia el Conurbano.

 

LAS OPINIONES.

El legislador del Frente de Todos, Matías Barroetaveña, criticó la prioridad que le da el ejecutivo porteño a este tipo de proyectos, a los que pone delante de la ampliación de la red de subterráneo, un viejo reclamo de la oposición. Para ello, el director del Centro de Estudios Metropolitanos de la UMET, afirmó que “… mientras Santiago de Chile se propone sumar decenas de km de subte, como han hecho San Pablo y las grandes capitales europeas, en la Ciudad anuncian cómo una gran obra una bicisenda por Avenida Libertador”.

La intención de Larreta es que resolver algunos problemas de convivencia que se producen entre peatones, ciclistas, automovilistas y transporte público. Hoy, las bicisendas coexisten con la calzada y las veredas, lo que genera conflictos al circular. Si bien se anuncia que se espera un 200% de aumento en la circulación de ciclistas, el dato es pobre pues muchos vecinos dicen que no tienen mayor utilidad y que la circulación es muy poca de acuerdo a la zona en que se encuentran (VER IMÁGENES).

Ante lo dicho por Larreta, Barroetaveña coincidió en que “desincentivar el uso del automóvil es correcto”, en relación al ordenamiento de las bicisendas en todo el recorrido, pero de inmediato plantó la duda acerca de la mejora real que podría significar en términos de movilidad. “Hay que brindar alternativas de calidad de transporte público y eso en las grandes ciudades se llama subterráneo”, insistió el legislador porteño.

Mientras tanto, Gabriel Solano, del Frente de Izquierda-Unidad, minimizó aún más el impacto que lograría el  promocionado “rediseño” de la avenida, etiquetando al proyecto como una “obra de tercer orden”. Y coincidió con Barroetaveña en cuanto a que la solución pasa por la ampliación del subte, lo que a su criterio “dinamizaría realmente la movilidad de los porteños”. Y de inmediato, criticó al ministro de Transporte de la Ciudad, de quien dijo que “acaba de decir que no va a haber nada nuevo y ninguna inversión”.

Más duro aún fue el influencer y economista libertario que responde a “La Libertad Avanza”, el partido de Milei, Carlos Maslatón, quien a través de su cuenta de Twitter, no dudó en cuestionar la obra encarada por el jefe de Gobierno porteño. “Ahora, el Intendente Sombrilla Larreta (sic) va por la destrucción de Libertador. Su objetivo de daño a la Ciudad de Buenos Aires carece de todo límite. La idea es bloquear el movimiento urbano, aislar a las personas y cobrar sobornos por cada obra comunista que arma”, concluyó.

El tuit de Carlos Maslaton

Barroetaveña también puso su ojo en la erogación que la obra representa para el erario porteño, que calculó de “carísima” en relación a su utilidad, explicando además que se trata de “algo más de $10 millones por cuadra según lo presupuestado que, además, sabemos luego suma infinitas redeterminaciones de precios”, apuntando con esto último a lo que muchos contratistas, al apagarse el grabador, consideran que es “la verdadera crema del negocio” .

Concluida la obra, para muchos vecinos habrá una mezcla de veredas, contenedores, bicisendas, colectivos, todos en detrimento de los automóviles, lo que creen que generará caos y perjudicará a los comercios de la zona, que justamente no están hechos para ocasionales ciclistas o usuarios de colectivos. El hecho de disminuir el tránsito vehicular, creen que les quitará clientes.

Los supuestos “beneficios” de los que habla el ejecutivo por ahora no están claros para quienes habitan en la zona. Por ejemplo, Ana Agostini, de la Asociacion Civil Vecinos del Bajo Belgrano, consideró que la obra significa “más cemento y menos verde” (a esta altura no sorprende sabiendo de donde viene) y reprochó la total falta de consulta del Gobierno de la Ciudad hacia las entidades vecinales. “No sabemos nada todavía, nadie nos consultó. Nos gustaría que nos dejen participar, pero veo que ya tienen avanzado el proyecto”, opinó.

También hay muchas preguntas acerca de como van a encarar ciertas partes de la obra sin afectar en demasía a los vecinos y al tránsito. Mientras que los funcionarios porteños hablan de cortes “parciales” para evitar los “cortes en simultáneo en ambas manos”, hay vecinos que explican que no entienden como harán. “Acá en la zona nuestra de Libertador, entre las calles Pampa y Udaondo, es muy angosta la avenida. No sé como lo resolverán”, dijo sobre esto Agostini.

La legisladora porteña y titular de comisión sobre uso y protección de Espacio Publico, Claudia Neira, denunció que el gobierno porteño no compartió “los estudios de tránsito que den cuenta del impacto de esta obra y la reducción de carriles” sobre avenida Del Libertador. Y que tampoco existe una evaluación técnica acerca de “la manera en que impactará la densidad proyectada por el Código Urbanístico y, en especial, los grandes desarrollos inmobiliarios y comerciales como el Parque de la Innovación o el Centro Comercial bajo viaducto Mitre”, entre otros.

Además, resaltó que si bien el proyecto “puede resultar positivo en el marco de la movilidad sustentable, la apuesta para potenciar un corredor paisajístico, ambiental y turístico emblemático de la ciudad”, la inversión necesaria alimenta la idea del PRO de fomentar obras no pensando en lo público, sino en fomentar actividades privadas, lo que resulta en una especie de subsidio encubierto que potencia el valor de las obras. Por ello, finalizó diciendo que “(el de Larreta) es un Estado que invierte en función de la dinámica privada y, por lo tanto, no tiene una mirada integral de la Ciudad. No es casual que en esa zona se hayan votado recientemente 3 excepciones urbanísticas para desarrollos inmobiliarios millonarios”.

Los vecinos que resisten la obra, nos enviaron estos videos como muestra de la poca o nula utilidad de la obra en la concreción de sus supuestos objetivos, o de cuando directamente producen situaciones de peligro hasta ahora inexistentes…

Mientras que para Cambiemos “la transformación no para” los porteños nos preguntamos que parte de esa transformación nos toca. ¿Será la del…? No, mejor no digo nada.

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