Política, ecología, cultura y economía...
Noticias

Subsidios si… subsidios no.

La discusión acerca de la conveniencia o no del otorgamiento de subsidios a la energía se remonta a inicios del segundo gobierno de Cristina Kirchner y su baja o desaparición fue caballito de batalla del PRO, el círculo rojo y los medios concentrados. Cuánto de verdad y de mentira hay en esta afirmación es lo que trataremos de discutir a continuación.

 

Otras noticias...

Un dia muy triste

Diputados dio media sanción al acuerdo con el FMI

Apoyo de los gobernadores al acuerdo con el FMI

Por Carlos Cruz,

Para URBANAVE, 14/02/2022.

 

No son pocas las voces (casi en su mayoría del ala kirchnerista de la coalición de gobierno) que opinan que una quita brusca de subsidios aleja cada vez más la posibilidad de la reelección de Alberto Fernández, o un triunfo de otro candidato del oficialismo. La paradoja es que cuándo de gobernar se trata, los ejecutivos provinciales del PRO recurren a esta herramienta mientras que no toque sus billeteras, como sucedió en estos últimos días en la CABA de Larreta.

Así como están las cartas echadas, el FMI, en su famosa “letra chica” del acuerdo al que arribó con el ejecutivo nacional, la cuestión es parte importante y la que quizás más contradice la historia oficial acerca de que “no se pactó un programa de ajuste”.

Ya la número dos del Fondo, Gita Gopinath, había afirmado a fines de enero que el tema de la reducción “paulatina” de subsidios era una parte importante para lograr un acuerdo. Pero el gobierno apuesta a la fórmula de la “segmentación” para que la cuenta la paguen los sectores más pudientes, idea que se desarrollo en los últimos días y que, a pesar de ciertos problemas de logística “razonables” por la complejidad del asunto, le permitió afirmar a Martín Guzmán que, con este método, sería prácticamente el total del recorte a realizar en todo el 2022.

Según Emanuel Álvarez Agis (ex funcionario y hoy titular de la consultora PxQ) una reducción drástica de los subsidios de las tarifas energéticas, se lleva de narices con la necesidad ambigua de recomponer los ingresos de la población trabajadora, jubilados y receptores de planes sociales, a la vez de atender el acuerdo con el FMI. Es qué si comparamos el 2021 con el año que lo precede, el aumento resultante de los subsidios es cercano al 80 por ciento, y si lo comparamos con 2019, sería el 131 por ciento. Todo el cuadro empeora hoy por la sequía, la reducción de los envíos de gas desde Bolivia y los pronósticos de altos precios internacionales, haciendo que la necesaria importación de GNL no pueda cubrirse con los ingresos de exportación de crudo argentino. Todo presiona sobre los dólares de la balanza comercial.

Por todo esto, la cada vez más necesaria baja de subsidios (más allá del acuerdo con el Fondo, que la cifra en un 0,5% del PBI) se justifica (pues de lo contrario las tarifas de gas y energía eléctrica, que, siguiendo el razonamiento del gobierno de un aumento del orden del 20 por ciento), pues llevaría su participación del PBI a un 2,4 por ciento, y un lastre de casi tres puntos en la cifra inflacionaria del año en curso y otra piedra para el camino de la recomposición de ingresos.

Otro de los asuntos, es la tensión que puede desatar en el FdT un aumento tarifario que complique la política de redistribución que apoya a rajatabla, desde Cristina Kirchner hasta el último dirigente del espacio. Pero no dejan de comprender los problemas que plantea una solución de este difícil desafío, pues recorrieron el mismo camino con Axel Kicillof en 2014.

Todo apunta a un acompañamiento a que la segmentación de la tarifa sea abordada con datos reales y buena fe para no perjudicar a los sectores de menores ingresos. Una situación a todas luces compleja para un país con un 50 por ciento de inflación anual, problema que no se quiere agravar pero que también deja ver que, no tiene mucho sentido destinar año tras año más y más recursos del Tesoro, para subsidiar las tarifas para que, en el mejor de los casos, resulten el refugio de una parte cada vez más pequeña del poder adquisitivo mientras todos los demás bienes de la economía lo horadan en forma sistemática en parte por la presión que ejercen esos subsidios sobre la inflación o el mercado cambiario.

Dentro de la idea de la “nocividad” de los subsidios, la administración de Alberto y Cristina Fernández tienen un poroto a favor: el PreViaje.

Este subsidio al turismo interno no solo generó una temporada record a la largo de buena parte del país, sino que cuenta con una valoración positiva de la población en general del orden del 65%, cifra que lo hace el plan de gobierno más exitoso de toda la gestión y sube las acciones de Matías Lammens y Wado de Pedro, creador y encargado de gestionar el plan, respectivamente. Y sirvió para demostrar que las acusaciones opositoras de la oposición acerca de lo que consideran medidas “populistas” no es más que humo, algo que quedó más en evidencia en estos días, cuando desde el gobierno nacional fomentan la baja de subsidios al transporte, medida que provocó el inmediato rechazo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que, ante la posible transferencia de la competencia de algo más de una treintena de líneas de colectivos urbanos, declaró sin ponerse colorado por su contradicción, que no está dispuesto a pagar costo alguno… Subsidios no quiere, salvo que su quita afecte su bolsillo de payaso… y su cómoda y blindada (por los poderes fácticos) gobernabilidad. Porque el populismo siempre es el de enfrente. Así, el distrito más rico de la Argentina no está dispuesto a destinar más recursos propios para subsidiar el transporte local… ni siquiera achicar la cuenta de los subsidios, algo que hacen distritos más pobres como San Luis, Santa Cruz o Catamarca.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.