¿Qué más se puede decir de los sucesos de diciembre de 2001? ¿Qué fue el epílogo de la embestida neoliberal que había comenzado en el Proceso? ¿Qué el pueblo no soportó más y dio nacimiento a una época basada en un nuevo modelo de empoderamiento popular? ¿Qué a pesar del desastre que se había desatado antes de las protestas y del posterior pedido de “que se vayan todos” pudimos mantener a la democracia y sus instituciones de pie? ¿Cómo cuadran el helicóptero, la represión, la muerte sin sentido, la organización popular, el club del trueque, el hambre, la ganancia en medio del desastre?
Porque para la sociedad argentina, el 2001 fue todo esto. Es la desgracia y la esperanza, la pobreza y la posibilidad de cambiar la matriz económica del país, la miseria de una clase política putrefacta y el surgimiento de un gobierno para “todos”, la injusticia o la justicia… el infierno o el cielo. Si Dios es argentino… ¿lo es?
Ahora bien… ¿aprendimos algo de un tiempo que derivó en el peor derrumbe social de la historia argentina? Si nos guiamos en que tan solo quince años después votamos para que vuelva uno de los partícipes responsables de los eventos en cuestión, diríamos que no. Porque si hay algo que el 2001 dejó bien en claro es que los argentinos no tenemos memoria… que hacemos borrón y cuenta nueva, que en nuestro país no hay muertos políticos, tan solo desmayados.
Basta con ver a Bullrich, López Murphy, Sturzenegger, Larreta, Vidal, o al propio Cavallo paseando por los canales de televisión (cuando debería estar preso), para darnos cuenta de que aprendimos poco y nada, que no sabemos defender nuestras conquistas, que si no nos formamos como nación y la pensamos como un lugar para vivir “todos” los argentinos vamos a seguir con este país de subibaja, desigual como pocos, y totalmente injusto. Aprendamos a estar en el lado correcto del mostrador de una vez.
NADA CAMBIA.
Es muy impactante observar cómo en Argentina permitimos que el total desinterés o la carencia de memoria para generar condena social, repercutan de la peor forma en la constante repetición de funcionarios que tuvieron pésimas gestiones en las que se perjudicó a las mayorías. Tipos que en otros países no podrían ni salir a la calle , acá se les pide una foto a poco de ser echado de un gobierno. Así el neoliberalismo se le arrima al poder político cada tanto…